miércoles, 20 de junio de 2012

Por los campos, ríos, mesones y monumentos de Cuéllar y la villa de Fuentidueña, con las damas y los caballeros del glorioso Mester de Picardía Viajera

No puedo dejar de acompañarlos. Han escogido mi tierra natalicia para celebrar su reunión anual "obligatoria" y me siento atraído en exceso por ellos y sus obras, para así corresponder a las excesivas atenciones que me dispensan. Yo también soy socio, -¡honorario, qué honor!- del Glorioso Mester de Picardía Viajera, entidad sin ánimo de lucro que promueve el turismo cultural, medioambiental y gastronómico allá por donde va, y va "haciendo camino al andar" por toda la desgarrada Piel de Toro, en la que se incluye Portugal. (Allá, en su Elvas de acueducto, estuvimos hace poco).

El sábado 23 de junio gozaremos de las excelencias artísticas y culinarias de Cuéllar y Fuentidueña, dos villas enraizadas en la historia racial y heroica de la vieja Castilla. (Entrar en Google, y me evitaréis daros detalles, pues el mundo cabe en el pañuelo blanco y brillante de la pantalla casera).

Primero asistiremos a una representación teatral en el castillo de los Alburquerque, donde se mantuvo prisionero siete meses al romántico Espronceda, luego observaremos el mudéjar de los alarifes que se quedaron a vivir en esa zona de lomas y colinas, y acabaremos dando buena cuenta de unos cuartos de cordero al horno en el "Chiringuito de Rufino", donde tuvieron descanso y asiento el rey Alfonso VIII de las Navas de Tolosa y el valido todopoderoso don Álvaro de Luna,  en las orillas del río Duratón. En sus aguas remojaremos, pues, tras el almuerzo, lo que quede por remojar, ya que los vinos de la pre-rivera del Duero nos habrán dejado suficientemente regados y entonados el cuerpo y el espíritu.

Llegaremos a la Villa después, mucho después que llegaran los romanos, los constructores que levantaron el puente de la vía imperial que enlazaba Clunia, Cauca y Compluto. Hasta hoy. Y ustedes que se animen a verlo enhiesto como nosotros, un día que les apetezca sacar el alma a pacer a placer. Se trata de una joya enmarcada en un paisaje paradisíaco, en el que los dioses, masculinos y femeninos, llevan nombres pequeñitos de fuentes, pájaros, peces, cangrejos y árboles, y en el que las tiendas de campaña verdean durante todo el verano, multiplicando la población por varios dígitos.

Y como me gusta ser práctico y eficaz, tomen nota: aytofuentiduena.es , los lunes a las diez horas y de ellas en adelante. Gracias.


a.sotopa@hotmail.com

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