viernes, 28 de junio de 2019

Oda a la vida

Te voy a cantar, vida
matriz que otros olvidan.
Te cantaré porque eres
tronco y rama de mis dos quereres:
ser y estar
viendo el mundo pasar.
Hoy es hoy y lo vivo
desde mi infancia de sensitivo
hombre puesto en pie
con lo que soy y lo que fue,
como testigo
de que estuve contigo y conmigo.
Vida, ven; vida, vuelve,
en ti todo se envuelve
en haz y envés
una y otra y otra vez.
¡Oh vida cotidiana
del hoy y del mañana,
no te apartes de mí
que vivo y viví
por ti!


918470225

jueves, 27 de junio de 2019

Lenguaje hablado y escrito


Vibrante enjambre de sonantes letras,
hermoso abrazo de contadas sílabas,
lección constante de palabras juntas,
lazadas de oro de perennes liras.

Novela larga de la vida en rosa,
comedia dulce que a soñar convida,
tragedia oscura de los falsos dioses,
dramón terrible que a la ira incita.

Quevedo y Lope nunca de la mano,
Zorrilla y Tirso con Don Juan a pachas,
en prosa y verso de ellos soy hermano.

Lo cuentas todo de cualquier manera,
lenguaje flúido de dental sonido…
y aún no ha llegado lo que nos espera.

918470225

miércoles, 26 de junio de 2019

Pequeños poemas a la manera lorquiana


I
Sauce:
Lloro como tú,
Jeremías lacrimoso
del país de Jesús.

II
Sobre el vaso del agua,
ramo de rosas rojas
cogidas al alba.

III
En mi despacho,
la navaja oxidada
de vuelta del campo.

IV
Los libros abiertos
son ojos mirando.
Son ojos de pena
los libros cerrados.

V
Pasmarote de Álamo
frente a la ventana
¿qué me estás diciendo?
-Nada, nada, nada.
-Anda, sube y calla.

VI
Pájaro elevado,
toma estas migas mías,
baja volando.

VII
Aires, vientos, brisas,
menos prisas.

VIII
Valle, huerta, llano,
río, arroyo, sierpe
siempre coleando.

IX
Sol, luna, cometa,
que nadie se entrometa
en vuestros vuelos veletas.

X
-Montes y collados
altos, altos, altos
¿hasta dónde, amigos?
-Hasta tus zapatos.

XI
Dedos y tijeras
¿os habéis casado?
La costurerita
os cede sus manos.

XII
El pájaro y la pájara
se van de paseo.
Que se van, que se van
y ya no los veo.

XIII
Todo el cielo para ellos
pero que vuelvan,
que mi alma está ansiosa
de su plumón de seda.

XIV
Dos patitas de alambre,
dos alitas de acero
y un pico de oro.
Así les quiero.

XV
Placidez:
estado de emoción
y lucidez.

XVI
Palomas, palomitas,
hincharos el buche.
No temáis, chicas.

XVII
Memoria de ruiseñor
de cuando era niño yo.
¿Adónde fue su canción?
Que vuelva, por favor,
que ya soy un señor.

XVIII
Veloces ciclistas,
paisajeristas
con pistas
delante y detrás…
¡a pe-da-le-ar!

XIX
Brazos largos de las grúas,
las casas están debajo
calladas como las tumbas,
pero se dejan hacer
hasta las tejas de lluvia.

XX
Una guitarra suena
delante de tu reja
más negra que morena.
Es la mía.
¡Ay, qué pena,
que sufro condena
porque te quería!


918470225

martes, 25 de junio de 2019

La pertinaz sequía

La pertinaz sequía
que asedió al franquismo
vuelve por sus fueros,
lo hace ahora mismo
que adviene el verano
ya no nada líquido.

No granó la avena,
no se granó el trigo,
no pudo el centeno
volverse amarillo,
no se hicieron de oro
los melones tibios
ni la sandial sangre
se enrojó lo mínimo.
De modo que estamos
tiesos y no tintos.

Por las tierras secas
de Castilla al filo
ronda la desgracia,
llega el pesimismo
de los labradores
tristemente hundidos.

El cielo inclemente
ya lanzó el pedrisco,
y Dios, allá encima,
no dijo ni pío.

Tórrido verano,
pero el mar ahí mismo
nos espera undoso.
¡Al agua, vecinos!

Al agua de peces,
algas y mariscos.
Yo estoy con vosotros,
estad vos conmigo.
Y que el campo sea
otro mar de trigo
granado, enrubiado,
con frutos melífluos
de cerezas, peras,
manzanas e higos.
Pertinaz sequía…
y yo aquí tan vivo
lanzándole versos
tersos y medidos
sin esperar más
que ser su testigo.


918470225

viernes, 21 de junio de 2019

La buena gente

La buena gente,
la gente buena,
entró en Palacio
con cara vieja
llena de arrugas
y alma serena.

Felipe VI
la recibió
—brazos abiertos
con mucho amor—
 y una encomienda
les entregó:

Que mi Reinado
os galardone
es clara prueba
de vuestros dones,
que Yo agradezco.
¡Sois los mejores!

La Cruz del Mérito
Civil humano
honra la vida
de mis paisanos.
Llevadla siempre
al pecho en alto.

¡Ay, ciudadanos,
qué envidia os tengo!
Cuarenta lazos,
cuarenta ejemplos
con la medalla
bandera al viento.

Ojalá un año
del Rey reciba
merecimientos
carta incluída.
En tanto espero
muy larga vida
sin sufrimientos,
no como Amal,
niño de cuento
del gran Tagore,
que murió en el intento
de esperar al cartero.
Pronto, mi Rey,
que estoy que tiemblo
con esos hombres
y mujeres del tiempo
que les tocó vivir
ciento por ciento
en un país
de desencuentros.
Te lo suplica
tu tu Apuleyo.

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