viernes, 28 de abril de 2017

Mujeres descosidas



Le he hincado varias veces los codos y los ojos a la segunda novela de Mariángeles Cantalapiedra, recién aparecida en Sial Pigmalión, empresa editora ejemplar del ínclito amigo y colega  Basilio Rodríguez Cañada. ¿Y por qué? Porque me era difícil de asumir y comprender, tal es su complejidad. Se trata de una obra  mayúscula, amarga y agridulce (320 apretadas páginas), que retrata la sociedad civil vallisoletana (y por extensión, española) de los años cincuenta del pasado siglo, cuando la vida se desarrollaba en un gris ceniciento apagado. Su testimonio no puede ser más absorbente para los que ya gastamos algunos años más que la autora.
 
A lo largo y ancho de un monólogo interior entreverado de cartas ficcionales que avivan los recuerdos de la escribiente (creo que visceralmente entrañada con lo que expone, porque la verosimilitud es asombrosa), revivimos con Juana, la mujer protagonista, aquellos días y noches oscuros, llenos de sueños y lágrimas por ser la que quería ser, frente a sí misma y frente a todos los demás, incluida su propia madre, la que le estampó en la pared de la casa matriarcal el gran juguete de sus cinco años.
Tensa, densa, complicada, atrabiliaria, fumadora empedernida… , se nos aparece Juana constantemente, debatiéndose consigo misma para hacerse comprender, y acabamos admirando su valentía “descosida”, o mejor, bien cosida tal vez, porque no logra descoserse de su educación infantil que tanto la impactó. Y todo ello representa una defensa del género femenino en su totalidad. Sus silencios antañones son aún más memorables que sus desboques hodiernos, los que nos explicita en el relato.

Yo he querido ver en ella esa “búsqueda del tiempo perdido” de Marcel Proust tras el olor de la magdalena tentadora. Estoy seguro de que será un perfecto acicate para sus subyugadas lectoras, que encontrarán en ella muy diversas maneras de liberarse.
Escritura intimista, de largas frases subjuntivas, todo lo contrario casi de su ópera prima “Sevilla… Gimnopédies”, que me sedujo hasta el final con un secundario personaje encantador.

Preciosa y expresiva portada de una mujer escultural sobre una silla en un equilibrio inestable y funambulista. Así es ella, Ángeles, la verdadera estrella fabricadora de esta novela apasionante.

Hay páginas enteras sin un punto y aparte y ello implica una lectura trabajosa, incómoda, pero especialmente gratificante. Lo fácil no merece la pena. Que ustedes la disfruten igual que yo y que tantos y tantos letraheridos/as que ya la han comprado y saboreado.

“Mujeres descosidas” de Mariángeles Cantalapiedra
Editorial Pigmalión, Madrid  (666 976 950)
20 €.

91 8470225

miércoles, 26 de abril de 2017

El charrán, la rosa y el ciprés de Silos



I
El poeta se ha ido este fin de semana
a descansar y meditar en Silos
al pie de los cipreses y los tilos
lejos de la ciudad voluble y vana.

Y en la “terribles estepa” castellana
ha visto cómo el sol mueve los hilos
-con tiento, con fervor y con sigilo-
de la tramoya de la vida humana:

Políticos de espejos ilusorios,
programas engañosos rotatorios,
gentes que van y vuelven a su avío.

Adiós los esperados esponsorios
del Charrán y la Rosa promisorios,
adiós, adiós, que no regresa el río.

II
Después de Gerardo en su genial lirismo,
ciprés al que guardo un profundo respeto,
ya no te hallas solo, ya no eres el mismo
alzado en el claustro lustral y coqueto.

Ante ti de frente me rindo y me abismo,
no doy tu medida de verde esqueleto,
no alcanzo la cima de ese misticismo
que en torno derramas, puro, prieto y quieto.

Aquí en el embrión de la “ancha Castilla”
miro en derredor de la noble tierra
que a nada ni nadie se entrega ni humilla.

Y es que tanto honor y esperanza encierra
que es clave cidiana que aún cabalga y brilla
luciendo la paz de después de la guerra.


91 8470225

viernes, 21 de abril de 2017

Autobuses por un tubo de política


Tres eran tres:
Pablo, Encinar e Inés.
Los tres en un autobús
con la trama en fotoexpress,
la trama como un obús
de la corrupción al bies
por las calles de Madrid
entre críticas y olés.
Primero fue el “Hazte oir”
el que captó el interés
del viandante borreguil
diciendo “beeeh, beeeh, beeeh, beeeh…
Luego llegó el de “Intermedio”
con Wyoming,  mote inglés,
el payaso de la Sexta
travestido de Sir, ¡Sir!
Y ahora ha salido una flota
de autobuses en vaivén
revolviendo la cloaca
de los untados. ¡Qué hez!
En este país de ilotas
¿no hay otra cosa que hacer?
¡Válgame Dios cuánto idiota        
en autobús hay que ver!
Coged la escoba, políticos,
y la corrupción barrer.

91 8470225

jueves, 20 de abril de 2017

Soliloquio de Ramón Espinar ante un par de cocacolas



Acabada la somanta
de trabajo del Senado,
me dirijo al bar, pausado, 
a remojar la garganta.

Me pide el cuerpo un refresco.
¿Cómo decirle que no?
Me lo tomaré, y tan fresco
que me voy a quedar yo.

Después de votar conviene
descansar un rato libre
con un chato o un cubalibre
que me place y entretiene.

Pensado y hecho, Ramón,
Ramón, Ramón Espinar,
que es baratito este bar
y pintada es la ocasión.

¡Camarero, cocacola!
Póngame dos botellitas,
que es poca cosa una sola
para mi sed infinita.

Tengo sed de conseguir
la igualdad en el Estado;
tengo sed de perseguir
al PP que me ha retado;

tengo sed de juventud,
tengo sed de honra y justicia;
tengo sed de la virtud
contra el vicio de avaricia.

Lo primero es la salud,
lo segundo es la franquicia
que me ofrece a contraluz
el lugar que a mí me auspicia.

¿Qué soy un abusador?
¿Que me río de la gente?
No hay sentido del humor
en este país demente.

Yo soy directo y sincero,
yo siempre miro a la cara,
yo hago siempre lo que quiero
y a todos les doy la vara.

Bravo que eres, sí, Ramón.
Que se chinchen los demás.
No me faltará ocasión
de beber un poco más.

¿Qué se debe, camarero?
Apúnteselo al Senado.
Soy simplemente un obrero
maltratado y mal pagado.

Adiós, muy buenas, colega,
que andamos a fin de mes
y el sueldo ya no me llega.
Hasta la próxima, pues.

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miércoles, 19 de abril de 2017

Volver a Silos


He vuelto a Silos. Sí. Solo y acompañado. Siempre hay que volver a esta ciudad monástica y turística, fuente de arte y espiritualidad,  para cargar las pilas del alma.
Han sido unos días de placer sosegado e intelectual. Allí, en Santo Domingo, debatimos setenta profesores y escritores de todos los rincones de España los avatares oscuros que se ciernen sobre el libro de papel, tan amenazado por la competencia de las redes digitales. Pero solo se trata de eso, de una competencia, no de una sustitución. 

 El libro en papel pervivirá. Lo mismo que cohabitan la fotografía, el cine, el teatro, los móviles, la radio y la televisión, como formas complementarias de expresión y divulgación del saber, cohabitarán en buena y fértil avenencia los ya viejos textos celulósicos con los nuevos avances técnicos de difusión y comunicación. La humanidad es palabra hablada y escrita y eso va a seguir así siempre, y cada vez con mayor extensión y profundidad.

Resulta fabuloso el bagaje de conocimientos del hombre. Hay sitio para todos, y la habitabilidad se extiende como un inmenso chicle por la faz de la tierra a base de inventos y descubrimientos. Nunca tantos como ahora.

Pero estábamos hablando de Silos, ese “huerto cerrado” siempre abierto a la contemplación del homo viator,  hombre caminante, y al que el aluvión del turismo masificado también ha invadido, junto y en derredor del ciprés gerardiano “surtidor de sombra y sueño, que acongoja al cielo con su lanza”.

Nada más placentero, y familiar incluso, que remontar y recorrer las calles suavemente inclinadas y onduladas de esta ciudad levítica y conventual, en cuyo campo crece el trigo y se extienden las vides. Todavía, por suerte, nadie se ha atrevido a silenciar las campanas de las torres que marcan las horas de las labores y devociones tradicionales. Y nadie ni nada distrae. Todo se ahonda.

¿Qué hacer? Pasear, leer, escuchar el concierto de los pájaros o los conciertos gregorianos; hojear la prensa, mirar las casas blasonadas, tomarse en las terrazas un dorado verdejo… Yo qué sé. Lo que a usted/ustedes les apetezca en las horas prima, tercia, sexta o nona.

Buen viaje.

91 8470225