viernes, 30 de diciembre de 2016

Quijotescos duelos y quebrantos



Grandes duelos y quebrantos
aquejan a la nación.

Digas tú, el Presidente
que gobiernas sus regiones
si es por ciertas disensiones
o es tu culpa la mayor.

Digás tú, Albert C´s
que a arreglarla le conminas
si es por luchas intestinas
o casos de corrupción.

Digas tú, la Sultanera
que preside Andalucía
si es que existen todavía
socialistas por la unión.

Digas tú, Pablo Manuel
el de los besos traidores
si es que no encuentras mejores
maneras de oposición.

Digan todos los votantes,
los de ahora y los de antes,
si es que España se merece
tanta panda de aluvión.

Digan, digan, digan, digan
los que tengan pundonor
qué remedio, qué consuelo
en medio de tanto duelo
halla el pueblo o hallo yo.

91 8470225

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Inocentes



Puigdemont ha prometido
no hacer referéndum hoy
y la CUP se lo ha creído,
¡ay, qué contento que estoy!

Pablo Iglesias deja el cargo
de macho alfa general
y Errejón coge el encargo
de Secretario ideal.

Pedro Sánchez dice sí
a Rajoy el día 28
y Rajoy dice: “tú a mí
no me comes más el chocho”.

Albert Rivera suspira
por acercarse a cualquiera
y su Arrimadas le mira
con cara de “haz lo que quieras”.

Soraya Santamaría
se ha vuelto de Cataluña:
cuentan que Aznar le quería
limarle un poco las uñas.

La baronesa Susana
ha dado el cante en Sevilla:
“me presento con desgana
a primarias por la silla”.

Bárcenas ha sido absuelto
y con él Rodrigo Rato,
pero el pueblo, que es sensato,
a penar los ha devuelto.

Inocentes: ¿Vos creéis
que esto puede ser verdad?
Atad cabos y veréis:
falsedad, es falsedad.

91 8470225


Estación términi



Ya voy llegando poco a poco al término final.
La vida tiene un precio y lo pagué,
aunque bien me gustaría que volviera a comenzar,
no por nada en concreto
sino por alargar el regaliz de la vejez audaz.
En el camino se quedaron
dolores, ilusiones… y algún golpe mortal
con el que el corazón
se me negaba a andar.
Le di cuerda otra vez
y oí tic, tac, tic, tac…
Aún no era la hora de caer
en las redes del mar universal
que es el morir,
y eché la vista atrás
como un observador
a un ritmo cadencial:
las clases, los estudios, los maestros,
los gozos, los trabajos y ejercicios de buena voluntad,
las limpias amistades,
el estrago carnal,
las gremiales tertulias,
el afán de montar
el teatro de niños
que implicaba mi afán…
y así, mil quisicosas
que estaban por contar.
Entre bautizos, bodas
de arroz albal,
conciertos, recitales
y viajes a la mar,
me holgué, reí y lloré
hasta la saciedad.
Ríos atravesé
con el agua en la boca de tanto bracear,
montañas ascendí pie a pie hasta la cumbre
por sentirme capaz
andando a bien conmigo
sin hostigar a los demás.
Toqué campanas
como hijo de sacristán
y asistí a misas
diarias sin parar
hasta que al fin la fe
se me rompió como un cristal,
siempre amando y cantando,
siempre con la señal
de la Cruz en la frente y en el pecho
por no ser menos en la verde edad
que los que sí gozaban
de piedad y sentido espiritual.
Solo hice lo que quise
en cualquiera ocasión y lugar,
pero a nadie negué
un pan con sal,
un abrazo, un cuaderno, una rosa,
una pluma, un whassapp.
Eché una mano al bien
y me aparté del mal.
Contradictorio fui
¿y cómo no, si la mente es dual
y uno no puede sujetarla
porque no es capataz
de nada ni de nadie
en la vida real?
Las mujeres, Dios mío,
en cierta/incierta edad,
no me supieron comprender,
ni asumir, ni tratar,
pero acaso por eso me libré de enredarme
en su cuerpo frutal,
¡oh cabellos poéticos de oro:
Dante, Petrarca, Garcilaso, Boscán!
¿Qué hacer por tanto ahora,
en la hora fatal?
¿Colgarme de su cuello
u olvidar, olvidar?
¿Quién me dará su olvido,
quién me suplantará?
¿Dónde ese abrazo último?
Cuándo ese enlace unibucal?
¿Cómo volver a ser
el que no fui jamás?
¿Y por qué y para qué
trasformar la verdad?
Mejor seguir callado,
mejor no preguntar.
Aquel curso en Varsovia
de profesor en su Universidad
leyendo a Lorca por el Vístula
con Agñusca, Kapuscinski, Malgorzata, Pasternack…
¿quién me lo trae a la memoria,
quién me lo quiere refrescar?
Cantábamos, llovía y nos amábamos,
los abedules susurraban sin cesar
y un vino tinto húngaro
se escurría delicioso al paladar
en tanto resonaba
el eco del primer retsina dulce y patriarcal
de las islas helenas
en su constante marear.
Son humanos los besos.
Es divino el azar.
Allí en Varsovia,
los groselleros a reventar.
Allí el vodka rodando
de copa en copa de cristal.
Allí las flores mínimas, humildes,
de mano en mano de las chicas deseosas de agradar.
Era todo lucirse
con las rosas de Ronsard.
Era todo correr por praderas boscosas.
Era todo soñar.
Era todo morirse de dulzura.
Era todo indagar, indagar, indagar.
Viví más en dos meses
que en cuatrocientos años más.
Las hojas verdes, secas,
volaron ya.
Desnudo el árbol
como el hombre está.
Las nieves del invierno
de la tercera edad
me derrotan los pies,
y tropezar
es lo que sé,
lo que mejor me va.
Estación Términi a la vista,
cruce fatal,
dadme las gafas
de aquí y de Allá.
Luz, luz, más luz,
¡Ah, ah, ah, ah!
Se borra el horizonte de la tierra,
comienza el mar;
sin duda existe
otra distinta realidad.
La barca de Caronte
quiere presto zarpar.
Los tristes, los cansados,
los desesperanzados sin hogar…,
traed el óbolo debido
no vaya a naufragar
y que otros lleven
las flores funerarias a nuestra sima sepulcral.
El sueño nos invade.
Habrá que despertar
por un momento al menos,
el momento final.
Adiós, playas, favonios…
Adiós, adiós. Callad, callad.

91 8470225

martes, 27 de diciembre de 2016

Homenaje

Con Blake, Baudelaire  y James Joyce
la tarde se me va tras la ventana
mirando ver llover agua y más agua.


Son poetas  de invierno ya a la lumbre
de una humosa y cuadrada chimenea
donde no arden los libros, que se hojean
con manos distendidas por las líneas
de aquellos que a su vez les precedieron
y a su historia poética prendieron
en la mente y el pecho, así abonados:
¡Milagros de la vida renaciente
por la lectura, madre ambivalente!
Y es que, cual Aves Fénix que revuelan
hasta los cielos de la excelsitud,
nos cubren de añoranza, lumbre y luz.


Otros más de esos Césares augustos
en saber colocar signos de letras
mantengo abiertos en la biblioteca:
Homero, Horacio, Dante y Leopardi,
Byron, Wilde, Kavafis, Pirandello,
Garcilaso, Boscán, Lope, Quevedo;
Petrarca, Mío Cid, don Juan Tenorio,
Bécquer, Lorca, Machado, Campoamor,
Moratín, Espronceda, Calderón;
Valle-Inclán, Azorín, Rubén Darío,
Pessoa, Rosalía, Paz, Cernuda,
Gabriela, Juana Inés, Borges, Neruda…
A mí como a ellos me llegará el día
azul de la eternal resurrección,
pues un ave de pluma y canción soy.



91 8470225
a.sotopa@hotmail.com

viernes, 23 de diciembre de 2016

Misterio divino




El Niño Jesús
en la Nochebuena
demandó la cena.

Dame de mamar,
le dijo a María
con el frío que hacía.

Y la Virgen pura
a la Criatura
le acercó el pezón.

Entonces José,
se ignora por qué,
dejó de serrar.

La sierra en el brazo,
fue a darle un abrazo
a su dulce Hijo.

Nunca un padre hiciera
eso a su manera
tan delicadísima.

Y es que en entretanto
también besó el santo
a María Santísima.

El caso es que el buey,
como era de ley,
calló y se aguantó.

La mula rió,
el río corrió,
el cielo bajó.

Llovía, nevaba
y la puerta estaba
blanca, blanca, blanca.

Misterio divino.
Gracias al que vino
porque nos convino.

Solo en Navidad
se entrañan Camino
y Vida y Verdad.

91 8470225