dicen las crónicas,
la reina nazerita
que se pintaba sola.
A por otras ciudades,
a por todas,
Sevilla la primera,
después Segovia,
no sin antes pasar
por la califa Córdoba,
con Séneca y Maimónides
al ritmo de una copla.
A ilustrarlas con libros,
a llenarlas de rosas,
a ponerlas de perlas
en la real Corona:
la de Juan Carlos
Primero de esta hora,
y la de su Felipe
que con Leticia le honra.
¡Oh ciudades vitales,
joyeras españolas,
daría yo el tesoro de la nave Mercedes
por su memoria,
y acuñada quedara
para los restos de la historia.
(Urdangarín aparte,
nada nos sobra).
No hay comentarios:
Publicar un comentario