lunes, 22 de julio de 2019

Veinte, cuarenta, sesenta, ochenta o cien años por ver


Veinte años
cumplí la tarde
que empecé a amarte:
veinte años de engaños
sin arte ni parte,
carallo.

Cuarenta años
colmé después:
la lucidez,
la madurez…
los desengaños
también.

Sesenta años.
Llegué al 69
con el pelo de nieve,
y el sexo dejé
tumbado hasta más ver amanecer
tu sexo y el mío,
corazón partío
por última vez
sin  nadita que hacer:
sin gusto, sin pena, sin placer,
sin apaños ni daños
y sin ningún  otro porqué.

A por los ochenta voy
a día de hoy;
echadme la cuenta,
que bien no estoy.

Tendré en los noventa
cara cenicienta,
renqueante y tembleante
y el duro semblante
arrugado tal vez.

Quizá los cien
a mi alcance no estén,
pero ¡ojalá!
que os los cuente también.

Cierro ya el poema.
De mí me doy pena…,
del mundo…¿qué sé?
Nunca aprenderé.
Tal es mi condena.
La tuya ¿cuál es?
Paralelos somos
vosotros y yo,
oh, oh, oh, oh…
Amén, ay, amén.

918470225

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