viernes, 5 de julio de 2019

Vario-rítmicos poemillas recogidos en uno solo grande


Quítame los ceniceros
pero no los lapiceros.

Quítame también los humos
pero no las pipas en las que a diario me los esfumo.

Quítame las tijeras
y por lo que más quieras
hazme un traje a tu manera retrechera.

Quítame este sinvivir
pero no las ganas que tengo de vivir.

Quítame los peines y los calzadores,
los llaveros y los descorchadores
pero no los amores.

Quítame las gillettes de afeitar,
que ya me compraré  más en un tristrás.

Y quítame la pena
de que seas rubia en lugar de morena.

Quítame la nostalgia,
quítame la paciencia:
conllevaré la penitencia.

Quítame, quítame y quítame,
pero dame, dame, dámame,
que estoy armado a conciencia.

Quítame las zapatillas
de fieltro de andar por casa
y el albornoz de seda cashemir rara y cara,
pero no toques mis pajaritas
ni mis corbatas.

Quítame esos pañuelos
con la A bordada
de tu nombre, Ana.
Son solo un señuelo
para tu amado, amada.

Quítame las agujas y los clips
y no digas nada. ¡Chips!

Quítame la soledad,
mas no la voluntad
de quererte sin parar.

Quítame las servilletas
pendientes del pescuezo y de la cara:
se ponen sucias de baba.

Quítame las toallas del baño
y hasta el papel higiénico de hogaño
que servirme me sirve de muy múltiple apaño.

Quítame los jabones y lavandas
e inclusive la banda
del Glorioso Mester
que hoy es cosa de ayer.

Y quítame la crema de los dientes,
ya nada sonrientes
por más que quiera hacer.

O quítame la toga de doctor
porque no me respetas como a tu fiel señor.
Quítame el habla,
quítame la razón,
quítame los calzones
y el corazón.

Quítame el vestidor,
pero no me quites
la gracia agradecida
de ser tu servidor.

Quítame el sombrero
pero no el pelo
y no vayamos más
a contrapelo.

Quítame el cinto
pero no el lápiz
con que me pinto.

Quítame la capa
y la cachaba
con que antes andaba
con la barba poblada.

Quítame los libros y los diplomas;
ladrona, no escribo en broma.

Quítame los marcos de los retratos,
déjame al pairo,
yo sé lo que valgo.

Quítame las camisas y los baberos,
mancharlos no quiero.

Quítame los anillos y los calzoncillos,
sean de oro fino o sean sencillos.

Quítame los botones y los tirantes,
quítame los cordeles y los volantes.

Quítame las correas,
quítame las libreas,
quítame las tareas feas, feas,
quítame los mareos, quítame las mareas.

Quítame las bufandas,
quítame las sandalias,
quítame las pestañas.

Quítame las cremalleras
y también las rodilleras.

Quítame de los puños los gemelos,
aunque valgan de oro un huevo.

Quítame, quítame, quítame
todo aquello que Dios te dé a entender,
y quédate con todo lo demás
que quede por hacer.

Basta ya, basta ya,
que igual me ha de dar.
Para lo que me resta…
mejor no sumar.
(Aunque espero —tonto inútil—
que de mí te acordarás.)
Yo no fui más que un viento
de la Aurora Alboreal.



918470225

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