lunes, 12 de noviembre de 2018

El pan bendito de cada día

Qué tiempos aquellos
que no volverán
cuando era tan bello
tragar sin resuello
un trozo de pan.

Que no se os caiga,
que es bendito don
de la mano hidalga
del Supremo Don
que en el cielo haiga.

Y si se os cae
—¡ay, ay, ay, ay, ay!—
besadlo, pues hay
que reconocerlo:
deberéis hacerlo
sin ningún nanay.

Pan de cada día,
y que no nos falte
aunque nos asalte
la pantagruelía
de los jerifaltes:

Ser ellos primeros
en llenar el buche
mientras los obreros
piensan que son chuche
de sus desafueros.

Claro y por finar:
Que el pan acompañe
el viaje vital
y que se restañe
el orden social.


91 8470225

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