miércoles, 11 de diciembre de 2019

Amor y felicidad


Me pregunta mi hijo Apu, por correo electrónico, si soy feliz y qué es para mí el amor. Apu ya no es un niño inocente, un adolescente con problemas, un joven estudiante voluntarioso y brillante, sino un hombre maduro, hecho y derecho, con 45 años a la espalda, la mitad de ellos como profesor de Filosofía, Ética y Religión en el Instituto calasancio de Pozuelo de Alarcón.

Sé que el claustro de profesores cuenta con él por su adaptabilidad constante y su buen hacer cotidiano,  y que los alumnos le respetan y admiran por su intachable conducta en el desarrollo de las clases, enteramente pedagógicas y didácticas. También sé que su actitud preferente es la de dialogar a la manera platónica.

(Entre paréntesis: En los primeros cursos de Facultad en la Universidad Autónoma de Madrid en Cantoblanco, donde yo había sido Director del Gabinete de Prensa de 1973 a 1982, le regalé los textos clásicos griegos y latinos en los tomos de pasta dura de la Editorial Gredos, que dirigía entonces el catedrático Francisco Rodríguez Adrados, traductor y comentarista de “El asno de oro”, de Lucio Apuleyo, sí, mi tocayo homónimo).

Ahora le ha salido a flote por escrito el filósofo y literato que llevaba y lleva dentro y ha comenzado a redactar un Diario o Dietario en el que anota y desarrolla sus impresiones, emociones y pensamientos. Alabo su decisión. Desde que era joven aprendiz de inglés en Virginia (USA), donde estudió COU y aprendió a conducir, se lo había sugerido yo. Nunca es tarde si la dicha es buena.

(Segundo paréntesis: los hijos de los padres divorciados arrastran un pesado fardo de inquietudes, gracias y desgracias, muy superior al de los que florecen y frutecen en un ambiente familiar común y solidario).

Respondo a sus preguntas anotadas arriba:

¿Eres feliz? Sí, lo soy y lo he sido siempre, hasta en las horas más amargas. ¿Por qué? Porque sobrepuse la voluntad a cualquier contingencia desagradable e hice siempre lo que quise, pasara lo que pasase.

¿Qué es para ti el amor? Es tantas cosas, que no se las aclara nadie, ni yo tampoco. Quizás es querer, tactar y contactar, conectar, empatizar, darse a los demás, empezando por los más próximos y familiares, de acuerdo con la sangre retrasmitida.

Aquí lo dejo hoy, pero seguiré en días sucesivos tratando de resolver las interrogaciones íntimas de mi hijo Apu, que es mi estampa misma. A ver si al fin me encuentro y le reencuentro a él.

a.sotopa@hotmail.com
918470225

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