jueves, 10 de mayo de 2018

Canción triste de Anna Gabriel

Llora que llora
por Suiza libre
la separata
Anna Gabriel.
Ella, la huída
de Cataluña,
morada y cuña
de su desdén
a España, patria
acogedora,
donde ella tuvo
a bien nacer.
Llora e implora
que alguien le ayude
para pagarse
el alquiler
de un piso humilde
y recoleto:
5.000 euros
sucios al mes:
una minucia,
una pavada,
una estelada,
ay, del “prusés”.
O sea, nada
que sus compinches
o sus cuperos
niéguense a hacer.
Propongo a Ada
y Pisarello,
a Arturo Mas,
Rufián, Piqué,
Pilar Rahola,
la monja alférez,
Karme Merchante
y TV3.
Venga, a ayudarla,
a darle mimos,
a aconsejarla
por sus traspiés.
A amamantarla,
a secundarla,
a aposentarla
como a quien es.
Porque además
del piso helvético,
ha de vestirse,
ha de comer,
ha de peinarse,
ha de ir al cine,
ha de ilustrarse…
y yo qué sé.
¡Pobre ventura
o desventura
la que le espera
a la que fue
la desgreñada,
sobaquillada
y descarada
en haz y envés,
musa perversa
del 1- O
que la persigue
por esconder
su malicioso,
presuntuoso
y sedicioso
proceso exprés!
Ella lo quiso,
muy mal lo hizo,
pero su hechizo
sigue hoy en pie.
Adiós, lectores
ojeadores.
Aquí os dejo
—no es un placer—
la canción triste
que me ha inspirado
de lado a lado
la refugiada
Anna Gabriel.


91 8470225

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