viernes, 25 de mayo de 2018

El Rey del Mambo


Una “paquí” y otra “pallá,
el rey del mambo
se quiso casar
con una Montero
de cuentas tomar
como portavoza
de la dignidad
—la suya, no nuestra,
¡qué va!—.
Y para hacer sitio
a quien nacerá
de su matrimonio
supersingular
—un par de mellizos
rollizos ahí van—
se ha echado una casa
amplia por demás,
no en Vaciamadrid,
sí en Galapagar,
por mirar al Norte,
no al Sur cabañal.
Y eso porque puede
el Alfa galán
pagar la hipoteca
con el sueldo actual
que el Congreso unánime
generoso da
a sus diputados,
toma, toma ya.
Desde el casoplón
de Galapagar,
mirará a Madrid
y podrá soñar
y podrá reir
y podrá charlar
y podrá dormir
y podrá jugar
y podrá leer
y podrá escuchar
y podrá escribir
solo en soledad
con la Monterita
y con nadie más.
Hay jardín, piscina
y un ancho solar
de metros dos mil
para su solaz.
Acuérdese entonces
—que se acordará—,
de cuando decía,
—bla, bla, bla, bla, blaaa…—
que el piso de Guindos
no era de habitar,
hiere la conciencia,
huele mal, muy mal…
E Irene con Pablo,
—tanto monta o montará—
le guiñará el ojo
izquierdo. Casual.


91 8470225

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