viernes, 25 de mayo de 2012

Un poeta llegado de Valencia a la paramera castellana


En la presentación de Ricardo Bellveser, que tuvo lugar en el salón de Caja Segovia el pasado 24 de mayo, me correspondió el honor de dirigirle estas palabras, que copio para Zoquejo.com:


Lucidas tardes de sol segoviano germinal.
Aquí está, abierto como una flor de poesía mayera, Ricardo Bellveser, vate valenciano levantino mediterráneo, todo luz, a quien tanto quiero y admiro desde mis colaboraciones en el Diario “Las Provincias”, de la inolvidable Consuelo propietaria.


 Hoy no sé por dónde va ella ni me importa. La vida tiene sus ciclos. Él, Ricardo, a veces se muestra esquivo y a veces requiriente. El caso es que me vi con él en la inauguración del no sé cuantos Congreso Nacional de los Cronistas Españoles, celebrado en la ciudad del Cid y donde nos dio una lección esplendorosa., y aquí que os lo traigo, dispuesto de par en par para escuchar y recoger vuestras sugerencias.
Que te quiero en mis Veladas de la Caja, le dije. Y aceptó. 


Las condiciones no son las mismas que las del año pasado, más gratificantes entonces, por supuesto, pero su multitud de trabajos le ha permitido no fallar a la cita. Y eso que tanto viaja, dirige y escribe. Y nosotros, contentos, por contrastar sus sentimientos íntimos con los de la dura Castilla machadiana. Otros de la periferia marina, como Baroja, Valleinclán o Azorín…ya se acercaron a estos campos de soledad y armonía mesetaria. 


Bienvenido Ricardo, o Ricard, como prefieras, en tu doble personalidad bilingüe, y aquí hago un guiño a tu Amor i erotisme al Tirant, de Joanot Martorell, que tuviste la fortuna de seleccionar con notas a pie de página, para comprensión de los Amores de Caballería.


Valencia es mucha Valencia –tanto escribes, tanto vales-, eco del dicho segoviano “tanto monta, monta tanto” Isabel como Fernando.


Escuelas poéticas hay tres, por lo menos: la salmantina o castellana, la andaluza y la mediterránea o levantina, en la que Lope el madrileño dio lo primero de sí en teatro versicular y en rimas humanas y divinas.


Pero me estoy desvariando.


Querido Ricardo, Segovia es muy poética. Aquí hay un florido pensil de escritores, en el que ya depositaron con austeridad sus versos Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero…y el príncipe de todos: San Juan de la Cruz, que fue por estos montes y estos valles y collados en busca del Amado de su vida.


Como tú, que juntas amor, vida y muerte –los tres temas esenciales- en libros escuetos como “Fragilidad de las Heridas”, en Calambur, o “Las cenizas del nido”, XIX Premio Jaime Gil de Biedma de la Diputación Segoviana, en la editorial Visor. Sabes, porque lo dices, que somos un “tránsito”, sólo recuperado por la memoria de la casa deshecha. Memoria viva eres tú.


Eres un poeta rápido, caudaloso, pero también reposado, hondo y consecuente. Iremos por tus poemas como va el río por su cauce sin salirse un milímetro, mas cuando la emoción o las lluvias persistentes le desbordan. Desbórdanos esta tarde, creciente amigo.


No tengo más que decir. El silencio te oiga.
Ponnos a tono, Jesús Parra, músico de la tierra. Gracias.


a.sotopa@hotmail.com


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