jueves, 12 de junio de 2014

Romance heroico del Rey Juan Carlos I al abdicar la Corona


Metido en el retrete de palacio

tras renunciar al trono por amor,

con entera consciencia y diligencia

voy a hacer al desnudo confesión.

No es más que un desahogo repentino,

tomároslo con calma y buen humor,

dos virtudes que siempre he practicado

con paciencia y encanto socarrón.

Pues ya hablaron de mí los ciudadanos,

a veces con impúdico valor,

quiero que con idéntica prestancia

se atengan a mi propia y real voz.

No soy más que ninguno ni tampoco

deseo despojarme del honor

con que me revestí de luz sirviendo

orgulloso y feliz a la nación.

Que hubiera en mi reinado tropezones

ciertos como elefantes ¿por qué no?

Soy humano, tremendamente humano,

pero pedí con lágrimas perdón

y la masa social mayoritaria

con plenaria indulgencia me aceptó.

Lo que no me parece de recibo

ni pienso recibirlo, por Señor,

es el trato humillante y negativo

de simple o simplicísimo Borbón

con que algunos muy mal intencionados

intentan esparcir niebla a mi Sol,

puesto el pie en el estribo y decidido

a que reluzca impar la Institución.

Quita allá, pueblo mío, esa estulticia,

que Yo fui tu Supremo Embajador

ante el oro-petróleo de los árabes

y ante toda la América de Dios.

Los resultados a la vista están

con el AVE a La Meca de un tirón,

la amistad con el negro de alma blanca

 o los besos al primo de primor

(me refiero a Marruecos con templanza,

no lo invoquéis a mal, que fue crisol

de nuestra raza hispano-visigótica

frente a Tarik, Mohammed o Almanzor).

No espero entre vosotros disensiones,

tan árbitro es Felipe como Yo,

Felipe es de raíz monorgamática,

católica, austrohúngara y borbón.

Yo os lo entrego dispuesto al sacrificio

en el altar de mi renunciación,

que me ha costado trances dolorosos

como el “23 F” inserructor

o los muertos de Atocha y otros tantos

que con Adolfo Suárez me ocurrió .

Jugad a mantener las tradiciones,

no me rompáis, por Mas, el corazón.

A mí dejadme en paz con la Corinna,

que la conozco bien y es un bombón;

después de cuarenta años en el trono,

Sofía con Irene irá mejor.

A la Reina, que no se la desflore

con cuentos o con cuentas alimón,

pues ha sido “partenos” periclana

sosteniendo mi polvo encoñador,

igual que una cariátide impertérrita

en mármol de ateniense Partenón.

Por griega y ortodoxa y musical,

dejadla a su incumbencia, por favor,

ya que a ella le debo cuanto he hecho

como español, tozudo españolón,

en corridas de toros en Las Ventas

 y en ocasiones varias sin rubor.

Bastante me ha sufrido día a día

para que la retenga cara al sol.

Detrás de nuestros muertos vamos todos,

nuevas generaciones van en pos.

¿Qué deciros del bi-bipartidismo?

Que su estabilidad no es coja opción

para dar relevancia de unidad

al alto y preparado Sucesor

que es mi hijo Felipe, gran muchacho

maduro con Letizia... y Leonor,

Letizia, una plebeya de la plebe

que a ser parte castiza se atrevió

y está resplandeciendo de grandeza

al brazo de su amante seductor.

Libertad y progreso os concedí,

continuadlos con determinación.

Sólo la economía da reposo

a un país inconstante y bullidor

que amenaza con irse a la puñeta

por el paro que parará Rajoy.

Mal camino sería disolverse

en referemdums cien sin ton ni son;

mal camino seguir a la deriva

tras señuelos que causan estupor,

como ese del Pablemos coletilla

con maneras y temple de empollón

que se ha alzado a la grupa del 15-M

superasambleario embaucador;

mal camino saltarse a la torera

la Ley que nos protege a vos y a Nos;

mal camino quemar la nave regia

que tantas marejadas solventó.

Podemos y debemos ser gigantes,

apartad de vosotros lo peor.

No me alabo Yo solo, me alabaron

los pobres y los ricos con razón

porque fui timonel bien avezado

en sortear escollos a favor.

Disculpad que lo diga, pero es claro

que a todos acogí en la embarcación

hacia un rumbo no antes recorrido

ni a vela ni a remolque ni a vapor,

y con mano segura y tino fijo

a buen puerto os llevé sin dilación.

Entiendo que se extienda en torno a mí,

ahora que me canso y que me voy,

una oculta tristeza para unos,

para otros, un tibio resquemor.

No temáis, adelante, sed valientes,

no me paguéis con la desafección.

Parece que es de cisne mi cantata,

pero no, pero no y más pero no.

Al pueblo soberano tuve en cuenta

por causa de mayor estimación,

y es que el pueblo es la brújula del Norte

que se mueve a babor y ¡ay! a estribor

y conviene atender sus movimientos

desde el puesto de mando sin tensión.

Borrón y cuenta nueva si es que en algo

os defraudé ignorante o por error.

Que enfiléis la inmediata singladura

por la senda de la Constitución.

Me voy pero me quedo oído atento

a vuestro impulso fiel renovador.

Todo pasa en la vida verdulera,

todo pasa y se apaga la pasión;

pasaron las delicias y las penas,

mi tiempo en contratiempos se pasó;

salvando las distancias me tendréis

aunque sea apoyado en el bastón.

Que de este soliloquio discretísimo

se desprenda mi fe en vuestra labor.

Gracias por soportarme hasta el final.

Me encuentro viejo y torpe. Adiós, adiós.

Ya quieto en mi retiro cartujano

consideradme un moderador.


a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

1 comentario:

  1. Franco hubiera dicho que bastante hizo, que no podía esperar más de él dado el mundo "democrático" en el que tenia que entrar por fuerza. Así que amén, Apuleyo.

    ResponderEliminar