miércoles, 4 de junio de 2014

Lección de pedagogía14

 (Declamada en el Encuentro Lasaliano de Primavera, celebrado en Zaragoza el 30 y 31 de Mayo 2014)

En la augusta Zaragoza,
cabe el Ebro, río grande,
se congregan los afdanos
lasalianos magistrales
para recordar su infancia
y adolescencia claustrales
allá en Griñón –neomudéjar
edificación de arte-
en donde desarrollaron
sus afanes culturales,
con el Parque de San Pedro
oliendo a flores y a árboles
y con una Inmaculada
de azul Murillo mirándoles
mientras lustraban el suelo
de pasillos y portales,
corre que corre a la zaga
del polvo en danza girante,
o aprendían a tocar
instrumentos musicales
con Félix y Borguñó
que daban la voz cantante,
o mondaban las patatas
de la huerta… Aire, aire
penetraba por los altos
y ojivales ventanales,
pero estábamos cautivos
por amor a Dios los frailes,
y es que yo me incluyo en ellos
como uno más de los tales,
puesto  que éramos objeto
del deseo de los padres.
Luego ya, escolasticados,
en sus centros dimos clase,
hasta que más tarde muchos
-la vida es un incunable
que se escribe día a día
con diferentes finales-
abandonamos los hábitos
talares y regulares,
por ansias de libertad
o por mozas liberales,
y atrevidos o insensatos
y desnudos como Adanes,
nos salimos a ver mundo,
yendo de una a otra clave:
de la pintura a la música,
del babero al laico traje,
de la obediencia más ciega
al casi un cierto desmadre.
Hasta hoy,  que otra vez juntos
y ligeros de equipaje,
celebramos exponernos
igual que un tapiz de Flandes
de la Seo, frente al cierzo
que sopla y pasa volante…
(A los compañeros idos
a otros más gloriosos lares
-el misionero Marino,
 Antonio Arriscado y Ángel-
nuestro más vivo recuerdo:
que en amor de Dios descansen.
Es mayo dos mil catorce
ya en sus días terminales,
y el capitán que nos manda,
el Recio Carlos Urdiales,
con un Carlos más, que es Alda,
y sus tenientes leales,
tales Gregorio, Gonzalo
y el poeta Ángel Hernández…
prepararon la ocasión
de este almuerzo y este viaje:
¡Veinticinco corderillos
del Buen Pastor de La Salle,
(incluídas en el cómputo
las corderillas amantes)
comiendo, bebiendo, hablando
y evocando los azares
de su formación libresca
con Homero y con el Dante,
con Horacio y con Virgilio,
con Garcilaso y Cervantes,
con Mío Cid de Vivar,
con Berceo y los romances
de la lengua castellana
prístina y apasionante!
Aquí estamos y  seguimos
los caballeros legales
que fuimos rompiendo moldes
en ese precioso arte
que es la educación reglada
de los niños de hoy y de antes.
¡Maestros, siempre maestros,
con dignidad y con clase!
No cejéis en el empeño
de hacer de España una y grande,
al igual que los doctores
que fueron Cortés y Balmes,
Menéndez Pelayo, Ortega
y otros sabios cardinales,
como Morente y Marías,
pedagogos hoy exánimes,
pero gloriosos y uncidos
cual la uña con la carne
por sus métodos modernos
en los que brilla el coraje.
Y cito, también, y a bulto,
a Pestalozzi y Montaigñe,
a María Montessori,
a Manjón, el de Ave, Ave,
Ave, María Santísima,
que en sus proyectos fue clave
desde que en el Sacromonte
junto al Albaycín del baile,
recogiera a los pequeños
como su tutor y Padre,
y a José de Calasanz,
que en la Roma miserable
se ocupó de reformar
a arrapiezos pedernales,
y a Paulo Freire en Brasil,
entre favelas flotantes,
y a Piaget, Freinet, Rousseau,
Decroly y más semejantes…
Os pido que estéis atentos
a sembrar, que no es tan fácil,
y a hacerlo ya, por amor,
antes de que sea tarde.
En la tarde del amor
Dios nos juzgará, lasalles.
Os dejo como empecé,
perplejos, fijos y unánimes,
debatiendo lo que acerca
y no lo que aísla en balde.
¡Por la gran resurrección
de una enseñanza palpable,
por el pueblo que predica
“no ser nadie más que nadie”,
por estar donde hay que estar
con la lengua pura y madre
que nos parió como hombres
y mujeres pariguales…
brindemos, la copa llena
del cava burbujeante!
Que el mañana sea mejor,
que el mañana nos aguarde
como hasta hoy, claros y áreos,
cabe el Ebro, río grande
de la cesárea ciudad
que luce el Pilar engaste.
de la gran cesaraugusta
que luce el Pilar engaste.
Compañeros, que el champán
se sullivelle y derrame
desde los limpios manteles
hasta el filo del gaznate.
Zaragoza, a treinta y uno
de Mayo, con Dios mediante.
¡Va por ustedes, hermanos
del gran señor de La Salle!
Bebamos, bebamos juntos.
La vida es un trago andante;
luego al cielo subiremos
cuando la vida se apague
y el Maestro de maestros
por apóstoles nos llame.
Tú, Carlos; tú, Telesforo;
tú, Diego Coca incansable;
tú, José Ignacio, Fernando…
¡Ya se ha acabado mi clase!


(En este romance, hermanos,
puede que me sobren frases,
pero lo que no me sobra
es voluntad de mensaje.
Volved a casa y contad
el Evangelio Lasalle.)


a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25


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