viernes, 27 de junio de 2014

Frases cortas para imaginaciones largas

Hablar es barato, pero muchas veces sale caro. Por lo que no pagas nada es por callar. Tiéntate la boca antes de abrirla.

Escribir es costoso; por eso la deuda que adquieres con el lector es mayor, y difícilmente te la perdonará si no le contentas o le sacas de sus anclados pensamientos con tus impertinencias.


Escribir es desahogarse en los otros para no ahogarse en uno mismo.


Al entregarte con tu pluma a los demás corres el riesgo de salpicarte con tu propia tinta.


De escritores bastardos están las papeleras llenas y las estanterías vacías.


Hablar por no callar es una de las más solemnes tonterías que solo los tontos se disponen a escuchar.


Dímelo una sola vez y no me lo repitas si a la primera no me interesó lo que dijiste.


Somos dueños de nuestros silencios, pero no de nuestras palabras, que se prestan a todo tipo de suposiciones. Incluso de aquellas que ni se te ocurrieron a ti.


El lector es tan escurridizo e imaginativo que lee lo que no hemos escrito.


Si te fijas mayormente en los adjetivos, destruyes o aumentas la esencia de los sustantivos.


Poner punto y aparte no significa que no tengas algo más que contar o describir. Cualquier obra bella se compone de fragmentos igualmente bellos. Y hay que descansar de cuando en cuando el codo para que el lector respire y recapacite también, al hilo de lo que vas trenzando, pintando o esculpiendo.


Ten paciencia. Nunca acabarás un libro perfecto. Y esa actitud es la que te mantendrá vivo y atento a continuos y nuevos detalles e ideas.


a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

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