Las verdades del barquero

Las verdades del barquero
cantó un pájaro parlero
al capitán pirulero
de un gran barco pescadero
al que le tocó el pandero
cual si fuera un sonajero
con estos versos copleros:
Ratón, ratón rastacuero,
cardo, cardo borriquero,
alejarme de ti quiero.

Y el capitán, tan, tan, tan
le respondió con afán
y garbo de Peter Pan:
yo voy a pescar el pan
en el pez farandulero
y tú eres un holgazán
de tomo y lomo, gañán.
Calló el pájaro parlero
las verdades del barquero,
todas de muy mal agüero;
montó sobre el caladero
del mar mareante entero
y en un vuelo igual de artero
emprendió otro derrotero.

No falta más que esperar
a que otro nuevo cantar
invada al barco pesquero
con un son de quiero, quiero,
quiero volver a empezar
a retocarte el trasero
y te tendrás que aguantar.

Las verdades del barquero
no se pueden ocultar,
tienen la labia de acero
y ya allá en el Romancero
se cantaron sin parar.

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