viernes, 5 de abril de 2019

Alzheimer

Ella ya no sabe quién es,
no habla de corrido,
balbucea sin ton ni son,
se le cae la baba de la boca,
se le desprenden los anillos y los pendientes,
mastica poco y mal,
se le echaron los dientes a perder.
Apenas siente,
me desconoce
a pesar de haberme amado tanto,
el tiempo se le agota devorándola.
Tiémblanle las piernas en las escaleras,
le flaquean las rodillas
y los huesos de las caderas.
Apenas toma el ascensor,
sale poco a la calle,
lo toca todo
y lo cambia de lugar.
Se ríe sola
como una tonta
ante los nietos y los gatos.
No sabe ni lo que hace,
duerme penosamente,
bebe agua que no para
e ignorando por qué.
¿Qué hacer con ella?
Quererla
con inmensísima paciencia.
Se aferra al bolso de la mano
en vez de a la barandilla
que puede sostenerla
y no le escucha a nadie
porque es muy suya
o eso se cree
desde que joven era.
Lo malo de este cuento
es que todos seremos
un día como ella.


918470225

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