miércoles, 18 de febrero de 2015

Maestros del amor en versos


Aunque flaca es la memoria
al tiempo de recordar
y el espacio en que me espacio
tampoco de sí más da,
relaciono aquí unos nombres
de poetas a compás
que convirtieron mi vida
en alumno perspicaz
por sus bellas enseñanzas
sobre amor, tic-tac, tic-tac.

Vaya el primero Berceo
y el segundo Per Abad,
uno por Santa María
en cantigas de misal;
otro por el Mío Cid
don Rodrigo de Vivar
que en Jimena se apoyó
al punto de encaballar
hacia tierras morabitas
de Valencia y más allá
mientras las suyas quedaban
arrasadas por la sal
que el buen rey Alfonso VI
mandara en ellas echar.

Los dos poetas, columnas 
de versos de rimar gay
en castellano-latino
de grata sonoridad,
ríos fueron del que hoy
se derrama allende el mar:
un lenguaje vivo, llano,
amoroso y coloquial,
con Neruda, Jorge Borges,
Nervo tierno, Octavio Paz,
Darío, José Martí,
Ángel Buesa,  Cardenal,
Sor Juana Inés de la Cruz
y la maestra Mistral…

Antes que ellos Gil Vicente,
Juan del Enzina, Boscán,
Garcilaso de la Vega
por el Tajo tajamar,
San Juanito, el medio fraile
del “Cántico espiritual”,
y el Arcipreste de Hita
tras serranas sin parar,
y Rojas por Celestina
que dio pautas al Don Juan…

Y luego Lope, Cervantes,
Góngora, Quevedo -¡ah!-
Fray Luis de león y Tirso,
Teresa, alzada en altar,
Villena, aunque casquivano,
Don Álvaro el oriental,
Bécquer, Zorrilla, Espronceda
o Concepción Arenal,
Campoamor, Machado, Lorca,
Rosalía junto al Sar,
Unamuno en sus escrúpulos,
el insigne Valle-Inclán,
Dámaso, Hernández, Alberti
-a cabalgar, cabalgar…-
Aleixandre, Juan Ramón,
Foxá, Gabriel y Galán…

Me pierdo entre sus renglones
y paro ya de contar.
Son algunos de mis muchos 
maestros  de amor en paz,
el amor de cada día
en la paz universal.

Ojalá que a ti, lector,
te enseñen a caminar
por la vida como a mí.
¡Ay, ojalá, ojalá!

a.sotopa@hotmail.com

91 847 02 25


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