lunes, 3 de febrero de 2014

Sonatina de la princesa Letizia



La princesa Letizia no levanta cabeza.
Parece que le sienta muy grande la realeza.
Están los periodistas a cuentas con su amor.
Que si sale a destiempo de la Casa del Pardo.
Que si deja plantado a Felipe, ese nardo.
Que si ya no comparte tan Borbón cazador.

Los rumores se expanden por la prensa rosada.
Muchos dudan inquietos si será coronada.
Otros tantos se aferran a ella con pasión.
Lo que vaya a pasar pende solo de un hilo,
un hilo que es tan frágil como el frágil destino
de esta noble e incauta y estafada nación.

¡Ay la pobre princesa del pueblo soberano,
sometida a pesquisas en invierno y verano
por una sortijilla que dejó de brillar!
¿Adónde irá sin nido la golondrina herida
que ya se da por suelta, por libre  y por perdida
antes de que Juan Carlos se disponga a abdicar?

Ya no aguanta el palacio ni el prieto protocolo
y al Príncipe soñado desea dejar solo
ante lo que se cierne sobre la España real.
Piénsatelo, Letizia. Espera, espera, espera.
Todavía es posible una nueva primavera
con tu estampa silvestre, campechana y floral.

Ni estén tus ojos tristes ni te estires flamenca.
Eres parte esencial de una insondable cuenca
que ha manado constante y aún tiene que fluir.
Calla, calla, princesa. Pon freno a tu carácter.
Diviértete, si quieres, y llena, llena el cárter
del Príncipe que supo tu origen asumir.

¡Oh, quién fuera cual tú, tan simple periodista,
alzada a la primera consorte de la lista
de un mozo enamorado y  caballero a tal!
Que el rumor se disuelva, que la insidia se envuelva,
que el pueblo que te alzó te disculpe y absuelva.
Eso es lo que propone este indigno juglar.

Y entretanto haz tu yoga por curarte de males
y haz dulces escapadas si las ves tan normales,
pero no te atormentes ni cambies al Borbón.
La Monarquía exige un sabio complemento,
tú debes entregarte siempre al ciento por ciento;
tenlo presente, amiga. Las cosas como son.

91 847 02 25

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