jueves, 2 de febrero de 2012

Dos ciudades en una

Hay en América varias Segovias que son trasunto de la nuestra, pero en la original castellana yo he advertido dos distintas también: Una es la oficial e histórica y otra es la comercial. La primera ocupa el centro antiguo, la segunda se escurre por la calle Zorrilla y más allá. Pero ambas se complementan como esos polos opuestos de los que surge la luz, que es a la vez la vida.

Amo y paseo la de siempre por su monumentalidad volcada al exterior turístico, y amo y recorro la nueva por su menestralidad de barrio atareado en el que cada cual está a lo suyo, sin importarle que le vean o no, pero sí que le visiten y le compren en sus tiendas.

No hay que desatender ninguna. Las dos arrancan próximas al acueducto y son una sucesión del río humano que las puebla, tiempo a tiempo. En mi última visita me empapé de su magia. En una recordé el glorioso pasado; en otra reviví el presente. Y es que, como el autor del Tenorio, “yo no soy más que un poeta/ sin otro bien que mi lira,/ un alma al amor sujeta/ y un corazón que suspira”. Vayan y vean.





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