martes, 7 de febrero de 2012

Cantantes y poetas


Los cantautores populares que se explayan por teatros, circos romanos remozados y campos de fútbol de arena verde, han sustituido a los poetas-profetas de la antigüedad y siglos de oro, que ocupaban, como ellos ahora, plazas, calles y corrales de ver, vivir y escuchar. Está claro que llevan a las masas su voz cantante, denunciadora de atropellos o anunciadora del amor y la solidaridad, aunque no siempre. Ejemplos superados: Sabina y Serrat, pareja aplaudida en su decrepitud. ¿Dónde está el tono exacto?


“Hasta que el pueblo las canta / las coplas coplas no son/ y cuando las canta el pueblo/ ya nadie sabe el autor”. Pues eso, amigo Manuel Machado, que te confunden con el muchacho del Poble Nou. Incultura, ¡cuántos crímenes se cometen y comentan en tu nombre des-gra-cia-do!


Homero cantó a Troya en exámetros por la belleza de la raptada Helena y Neruda exaltó como un papanatas el genocidio comunal de Stalin, ¡qué diferencia!, y así va la vaina: los creadores a veces se distraen de su quehacer fundamental: orientar a la sociedad para mejorarla y activarla con su mecha incendiaria y lírica. En clave sol, por favor, que las sombras y las nieblas nos abruman, y no encontramos el camino de la vida y la verdad.


Público y transparente todo, no como los poetas cerrados, ensimismados, absurdos, ilegibles e inentendibles del momento presente. Eso no es vanguardia, sino retaguardia, sopa de letras sin sal ni entusiasmo. Y ya la padecimos. Necesitamos cantos de vida, ilusión y esperanza. ¿Me oyes, Rubén Darío renaciente?.

apuleyosotopajares@hotmail.com

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