lunes, 25 de junio de 2018

Al Quim Torra torrado en su incendio separatista

Al Torra torrado,
su medicina le han dado
en Tarragona,
donde sona
y ondea,
¡qué idea!,
la bandera española
que a la mayoría mola.
Hola, hola, hola,
le han hecho la ola,
le han dado en la chola
sabinola
por no saber estar
con el rey de su lugar.

Que ante el Rey de todos
desde los visigodos,
hay que guardar modos
de cortés educación…,
y no ser felón,
melón ni trincón
cuando se le pide unión
donde el Ebro es,
como un río ciempiés,
agua de comunión,
no de separación;
sí, sí, oui, oui, yes, yes.
(Y que no se me entienda del revés).

¡Ay Torra torrado,
muy mal la has clavado!
Tanta presunción
de soberanista
para nada,
¡qué chorrada
más aguada,
monada!
Por la lista
secesionista
te has quedado
malparado
si es que le echas una vista
al jueguecito de dados
en que nos has ciegamente y locamente involucrado.

Y ahora chincha, chincha, chincha
como estás acostumbrado,
pues que te han puesto la cincha
del potro relinchón y desbocado.
¡Ay, malandrín,
chin, chin,
que te encuentras acabado
al fin del fin,
delfín noqueado!

Se abrían los Juegos
del Mediterráneo,
y tú, presi pedáneo
del nada ni honorable misterioso Puigdemont,
careciste de güevos
nobles, duros, nuevos
en esta ocasión.

Abucheado, pues, te han
en las vísperas de San Juan,
y es que el toma calca al dan
en el propio clan,
ya lo dijo el sacristán
tarantantán,
que campanitas
bonitas
vienen y van.

No se trataba
ni de escupir baba
ni de mover la taba
de allí donde estaba
el Rey que mandaba
y seguirá mandando.
Márchate. ¿Hasta cuándo?
Hasta cuando Dios
se apiade de nos.

Será Cataluña
carne y uña
de la España solidaria
porque es varia
pero no es totalitaria
como tú,
tururú, tururú,
que ni fa ni fu.
A envainarse la pezuña
Cataluña, Cataluña.

Torra se ha torrado,
como está mandado,
en su propio incendio.
Todo vilipendio
se vaya con él.
Adiós, Enmanuel,
que le prometiste
pero no le diste
montañas de miel
a tu pueblo infiel.
Bébete la hiel
en que sumergiste
al ciudadano triste
que asumió tu papel.
No era oro
lo que relucía
día a día.
Era oropel.
A tus órdenes, coronel,
te dirán los tontos útiles.
Espera a que los inútiles
se manifiesten también.

Que de tu piel
hágase un sayo.
No más me explayo,
que ya está bien.

91 8470225

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