Sánchez Gordillo adelgaza… su sueldo

Estaba Sánchez Gordillo
de Alcalde en Marinaleda
sentado como un caudillo
de ordeño y mamo a mi tierra
durante treinta y cinco años
de andaluza displicencia,
cuando el alguacil de turno
le llegó con la papela:
-Que lea usted y se vaya
de esta Casa ayuntamienta
que es del pueblo, o es la Guardia
Civil, verde, tricorniera,
quien le lleva a donde no
quisiera estar entre rejas.
Frunció el ceño el zaino Alcalde,
repensó en su doble hacienda
y eligió ser diputado
de la Izquierda callejera
en el parlamento autónomo
que le daba otras prebendas
como sentirse aforado
ante probables querellas
ya que suponía un muro
a su falta de vergüenza
asaltadora a destajo
en jornadas jornaleras
saqueando lo que había
por despachos y por tiendas.
Se decían los escépticos
entre bromas y entre veras
que nunca iría a caer
ese papahígo o breva,
pero cayó como caen
temblando las hojas muertas
en este otoño político
de tramas “enredaderas”
que la jueza Alaya instruye
con escultural majeza…
Gordillo está adelgazando…
al menos la faltriquera
y ello es un signo notable
de que la Justicia es ciega.
Por fin, mira tú por dónde,
reluce la transparencia.
La de de otros diputados
andamos aún por verla.


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