Música para todas las circunstancias

No dejes de envolverme, Música, con tus melancolías.
No dejes de sonarme, Música, las noches y los días.
No dejes de encenderme, Música, en las tardes umbrías.
No dejes de alumbrarme, Música, por las cuadernas vías.
Lléname las estancias, Música, y las estanterías.
Cólmame el pecho undoso, Música, y las venas “sangrías”.
Derríteme en tu gracia, Música, por penas y alegrías.
Asísteme en la muerte, Música, sin más beaterías.
Tenme siempre en suspenso, Música, soñando angelerías.
Sostenme en tus acordes, Música,  sones de melodías.
Llévame como a un niño, Música, por mares y por rías.
Alértame a las puertas, Música, de las epifanías.
Mantenme desde el alba, Música, como las aves pías.
Derrámame en tus notas, Música, cual aguas correntías.
Dame todas tus claves, Música, y todas tus grafías.
No me expongas al pairo, Música, de las mentes arpías.
Contigo yo me armo, Música, para afrontar porfías.
Contigo yo me siento, Música, con nuevas energías.
Contigo yo me libro, Música, de inútiles falsías.
Contigo yo me alzo, Música, sobre torres vigías.
Ponme un tango argentino, Música, de mis ansias tardías.
Ponme una polca chopiniana, Música, de aguas del Vístula sombrías.
Ponme una balalaika rusa, Música, mientras cae la nieve con sus dulces estrías.
Y ponme un pasodoble, Música, con sus vueltas y vueltas gloriosas y bravías.
Ponme una ópera prima, Música, o unas cuantas adorables sinfonías.
Ponme unas mazurcas, Música, u otras cualesquiera pifanías.
Ponme cáramos, flautas, Música, bordones, violines y arperías.
Ponme sonatas, fugas, Música, arias, rondós, pavanas, cánones, motetes y baladas y chaconas y otras mil armonías.

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