jueves, 8 de mayo de 2014

Carta a mis paisanos segovianos

Señores:

Ya es hora de que os confiese mi perdurable amor por la tierra de promisión que habitáis -plena de huertos, árboles y mesetas cerealistas- y cruzada por más ríos que el paraíso de Adán: Eresma, Pirón, Cega, Riaza, Duratón y sus múltiples ramificaciones de arroyos confluentes.

Yo resido en Guadalix, enclave verde al Norte de Madrid que fundaron vuestros pastores de la Mesta, pero miro cada día por encima de la sierra guadarrameña compartida hacia donde están de verdad mi corazón y mi pluma: en la Ciudad del Acueducto y en los pueblos de su provincia fructífera, salpicada de torres, castillos, murallas y palacios, por Cuéllar, Coca, Santamaría la Real de Nieva, Ayllón, Fuentidueña, Cantalejo, Maderuelo, Pedraza, Riaza, Sepúlveda…

He cantado en poemas y prosas su historia, su literatura, su folclore y costumbres. La he repasado de parte a parte, por sus cuatro costados cardinales en decenas de viajes gastronómicos y artísticos. Me la he mamado desde la infancia y me sigo alimentando de ella con pasión y gusto. La llevo por el mundo, difundiendo sus excelencias turísticas a nacionales y extranjeros. ¿Qué más puedo hacer? Decídmelo y lo haré.

No ambiciono premios ni alabanzas, que ya los poseo repetidos, como cronista y escritor. Mi único deseo es que mantengáis la memoria del pasado y la esperanza del porvenir con una especial dedicación al presente. 


Permaneced así, inclinados sobre la besana y sobre el motor acelerado de las industrias y las fábricas, desde las del chorizo a las de la achicoria, desde los grandes almacenes agrarios y grandes zahúrdas de cochinos hasta las extensas granjas avícolas y las manadas de corderos trashumantes.


Este miniartículo no representa más que un desahogo sentimental y una llamada de atención. Seguiré informando. Gracias, paisanos.



a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

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