miércoles, 14 de febrero de 2018

Lágrimas de oro

Mis lágrimas lavan humos
grisáceos, leves, autónomos
de la pipa que me fumo
y así me intoxico solo.
Mis lágrimas caen lánguidas,
mis lágrimas son perlas de oro.
Tanto fumar y llorar
se me funden en un todo
con la pluma en el papel
y los dedos en las letras del ordenador sonoro.
¿Para qué llorar, llorar,
sin encontrar acomodo
en las lágrimas saladas
de un mar de pena de fondo?
Que se contengan les pido,
pero bajan, lloran, lloro
y no logro sujetarlas
en el cielo de los ojos.
Virgencita, déjame
como estoy con puño en rostro
limpiándome el lacrimal
horroroso.
Te juro que así veré
lo que no ven otros, otros
a los que una viga enorme
les tapa chorros y chorros.
Lágrimas, Dios mío, lágrimas
de plata, que no de oro,
corriéndose por mis venas,
corriéndose por mis pómulos
y yo esperando que un día
acudan en mi socorro.
Si es que la vida es así,
dejadme llorar imploro.
Y aquí paz y santas pascuas
o carnavales y toros.
Todo sea porque el mundo
ruede en su rueda, qué coño,
qué río de aguas caudales,
qué pozo, Señor, qué pozo.


91 8470225

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