martes, 3 de enero de 2017

Apuleyadas





Una tarde de verano,
custodia del sol radiante,
se me fueron deshilando
pensamientos al desgaire.

Pesan menos que un comino,
no contienen pizca de arte,
pero suenan como suenan
los populares cantares.

Abro un libro en papel blanco
al borde de un río andante
y con el ritmo del agua
los rimo en los versos pares.

Son una jaula de grillos
coriáceos e irritantes
y tocan todas las teclas
a las que el pueblo da alcance:

muerte, vida, amor y tiempo,                
juegos, trabajos y bailes,
penas, alegrías, odios,
triunfos, fracasos, maldades…

Vedlos prestos reunidos
como en un corro danzante,
y aprenderlos de memoria
si es que de verdad os placen.

Para eso los compuse
de un tirón, en una tarde
que la custodia del sol
brillaba entre los pinares.

Uno pongo como ejemplo
por terminar el romance
cuando un año se ha pasado
y otro nuevo nos renace:

“Triunfar es ganar la gloria;
fracasar, tentar la nada.
Gloria y nada habitan juntas
en una sola jornada”.

91 8470225

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