jueves, 24 de septiembre de 2015

El otoño del patriarca

En el otoño verdiamarillolimón del 27-S 2015 que se avecina, no quiero ver más que el otoño del patriarca catalán Artur Mas, a ver si de una vez el caramanchada al tres por ciento se desprende, se desinfla, cae y se estrella, como una hoja del calendario independentista, contra el suelo de la realidad única nacional, ya que a la España entera y verdadera la está amarronando por su insolvencia y su llamada imperativa a la insumisión y la desconexión.

“Hojas del árbol caídas
 juguetes del viento  son:
 ¡Las ilusiones perdidas
 ¡ay!, son hojas desprendidas
del árbol del corazón!” 
(Espronceda)

La luz horizontal (de la inteligencia y de la climatología) que se esparrama en el otoño debe comprender, promover y proveer a todos de manera igual, no desgastando los colores banderizos sino unificándolos en su variedad elemental, y en esa esperanza estamos en permanente ansia.

Los países son árboles, y florecen o enflaquecen según se los cuide, con mimos o a topetazos de toro. 

¿Bravos ¿para qué? Para lo justo, útil y necesario nada más. Digamos por fin adiós a “la venganza catalana”.

El fuste, el tronco, las raíces y las ramas tienen en este caso un nombre común, España, que ya lleva junta quinientos turbulentos años y ha soportado  cualquier mala suerte de los vendavales de las guerras, las inquisiciones y las incomprensiones. Mamá Grande no hay otra en esta tierra de conejos, de zorros y de lobos.

Juns pel sí, juntos por el sí, pero todos y no solo unos cuantos, aunque supusieran mayoría en las votaciones emocionales autonómicas. Por encima del corazón se mantiene enhiesta la razón, las razones. Porque ¿qué hacer de los otros catalanes y de los demás españoles naturales, aunque silencien su opción en la urna, por miedo, dejadez o estupidez?

Ojo al dato: los “indepes” serían expulsados del paraíso común, la UE, la ONU, la OTAN… 

¡Reflexionad, hermanos! No quedéis como las hojas secas.


918470225

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