Un rato con el ministro de Interior

El tal don Rodrigo Rato,
famoso Campeador
en defraudar a la Hacienda
de todos sin compasión,
ha mantenido un encuentro
con el Jefe de Interior
que va siguiendo sus pasos
ante tan alta traición,
y vis a vis se han mostrado
como torpes. ¡Por favor…!
Lo que hablaran ese rato
es secreto a día de hoy,
pero las sospechas van
de lo malo a lo peor,
y tal como está la cosa,
y sépalo o no Rajoy
(Presidente del Gobierno
y del PP coadjutor),
el contacto huele a plomo
fundido al par con gasoil.
Toda precaución es poca,
mas no hubo precaución.
Corren lenguas viperinas,
distribuyendo el rumor
por redes de muy diversos
mails de comunicación,
que lo que pasó entre ellos
debe saberse. Stop. Stop.
Y que en el Congreso dé
una simple explicación,
pues no concuerdan versiones
de uno y otro expositor,
que si hablaron de lo de uno
o hablaron de… lo de dos. 
Al fin y al cabo o a la postre,
error,  gran error, error
por falta de disciplina
y falta de discreción.
¡Qué disgusto! ¡Qué tragedia!
¡Qué incómoda situación!
Poner la cara y partírsela
por quien no lo mereció.
La democracia es así:
más que pacto, confusión.
Así que a atenerse al dato
fiel superindicador:
una hora en el despacho
con un presunto ladrón,
no hay tío que lo perdone
al Ministro de Interior.
Reza Jorge Efe Díaz;
no obtendrás absolución
ni del pueblo soberano
ni del PSOE redentor;
de PODEMOS no digamos,
es hiena, zorro y león,
según las encuestas cuentan
a juicio del elector.
¿Qué tu buena voluntad
en mala se transformó?
Échalo al cargo, ministro,
pues de dentro al exterior
te excediste en un encuentro
que nunca hacerse debió,
y cargarás con la pena
hasta que te exculpe Dios,
porque los demás no dan
ni un euro por tu perdón.

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