jueves, 4 de abril de 2013

X. LOS CABELLOS DE LA MAGDALENA


Leyendas de María

(Estampas líricas de la vida de la Virgen en pos de Jesús)



I
Un día que el sol ardía
por los campos de Betania
se arrodilló ante Jesús
una mujer de Magdala.

Llevaba frascos de esencia
sobre los pechos de nata
y los derramó llorando
en  el polvo de sus plantas.

Después destrenzó el cabello
y le limpió las sandalias
con unos dedos más finos
que los dátiles de Arabia.

Mirándola estaban todas
las pecadoras, turbadas.
Y un fariseo gritó.
Llevó el viento sus palabras:

-Si este Profeta supiera
quién le acaricia y le lava;
quién derrama tanto ungüento
desperdiciado entre lágrimas…

-Este Profeta lo sabe.
Tú no me has dado ni agua.
Por eso la he perdonado.
Limpiándome, limpió su alma.

La Virgen cierra con siete
llaves su boca encarnada.
Es María Magdalena
la mujer que su Hijo ama.

II
-Dime que vaya contigo,
le dice la Magdalena
al Sol que tiene de frente
cubriéndola de las piedras.

-Viviré donde Tú vivas.
Moriré donde Tú mueras.
Seré toda para Ti.
Líbrame de esta condena.

Siete demonios impuros
de  su cuerpo amado vuelan.
El pueblo se escandaliza
Jesús escribe en la arena:

-El que esté libre de culpa,
que la lapide. Está absuelta.
De unas miradas a otras
corre un río de sospechas.

Pero nadie se conmueve
bajo el Sol de Galilea;
nadie se detiene a oir
la honda voz de la conciencia.

-¡No permitas que te toque,
Maestro! El pecado es ella,
repiten sobreexcitadas
las ánimas fariseas.

Y la Madre está confusa
como en medio de la niebla.
Y la Madre se pregunta
¿qué tendrá la Magdalena?

III
-Te busqué por los collados,
por las calles y ciudades,
Te busqué, pero no estabas,
Mayoral de mayorales.

-Y eres Tú quién me encontró,
quien me perdonó y lo sabes.
-Yo lo sé. Te espero, amiga,
hasta que mi vida acabe.



Juan, Lucas, Mateo y Marcos
y los Apócrifos abren
a esta leyenda de amor
comentarios insondables.

¿Cómo Dios-Hombre mostró
a una mujer de la calle
el perdón de los pecados,
la salvación de la carne?

María, dínoslo tú,
que eres más Madre que nadie.
-Estoy sola en esta hora.
Preguntadle al Inefable.


T: 91 847 02 25
a.sotopa@hotmail.com



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