Desde el “kilómetro cero”
de la capital, Madrid,
el decano y adalid
de los Cronistas plumeros
honró al Hijo de David
desquitándose el sombrero.
Al ver el Niño a Aguinaga
se soltó del blanco seno
y en el Pesebre del heno
se le mostró hasta la braga.
Así Dios con amor paga
al esencialmente bueno.
Don Enrique no sabía
ya más que poder decir,
pero se puso a escribir
la crónica de aquel día
y aún nos late todavía
su presumido sentir.
a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25
de la capital, Madrid,
el decano y adalid
de los Cronistas plumeros
honró al Hijo de David
desquitándose el sombrero.
Al ver el Niño a Aguinaga
se soltó del blanco seno
y en el Pesebre del heno
se le mostró hasta la braga.
Así Dios con amor paga
al esencialmente bueno.
Don Enrique no sabía
ya más que poder decir,
pero se puso a escribir
la crónica de aquel día
y aún nos late todavía
su presumido sentir.
a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25
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