Las cinco vocales
se pusieron a bailar:
La u, la o, la i, la e,
y, más que ninguna, la a.
Ja, je, ji, jo, jú,
Jú, jo, ji, je, jáaa.
Una levantó el pie -¡eh!,
otra rió sin fin -¡-,
otra se desmayó -¡oh!-
otra aulló –¡u, u, u, u!-
y otra, ahora mismo está
abriendo la boca -¡ah!
¿Y quién la podrá entender,
o quién la podrá cerrar?
Yo, no; tú, sí.
O no. ¡Ojalá!
A,
e, i, o, u…
U,
o, i, e, a…
Inténtalo otra vez
y hasta cinco contarás,
tris-tras,
en un pis-pas.
( ¿O prefieres, cariño,
que ponga en un plim- plam?)
Sea lo que sea,
a mí me da igual,
y ya no hay más que
hablar, hablar y hablar.
Ja, je, jí, jo, jú;
jú, jo, jí, jé, jáaa...
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