martes, 19 de noviembre de 2019

Romance amoroso en O-O


Al término de la vida,
qué tristeza y qué alborozo
posan en mi corazón
rimando un romance en O-O.
Ambas emociones surgen
como del fondo de un pozo
y me apresto a registrarlas
con espíritu animoso
para que brillen a tope
los tiempos en que fui otro,
otro más tierno y sensible,
más profundo y candoroso.
Bellos son los re-encuentros,
bellos también los rastrojos
de aquellos versos sonantes
de mis verdes años mozos,
cuando en Granada leía
a la sombra de los chopos
y luego escribía a solas
imitaciones de tropos
de Góngora y Garcilaso,
de Lope, filón de oro,
de Quevedo y de Zorrilla,
mezclados codo con codo
con Calderón de la Barca
y su Segismundo a modo
de un rey encerrado en un
tristísimo calabozo.
Yo era ese rey padeciente
con lágrimas en los ojos,
pero a la vez era Sísifo
con un pedrusco en el lomo,
que no lograba subir
adonde estaban los otros,
los muy amados poetas
que me incitaban a coro:
“ven, ven, que la altura es bella,
tú puedes como nosotros
desasirte de torturas
y emborracharte de gozos
juntando esfuerzo y talento
ante cualesquiera escollo”.
Les hice caso y subí
las gradas y grados todos
de la enseñanza de entonces
con la pujanza de un toro
y en el Insti “Padre Suárez”
me gradué en latín y en otros
idiomas, como el francés,
tanmolieresco y eufónico
que me ha servido hasta hoy
como báculo precioso
para recorrer el mundo
desde el uno al otro polo,
con un boli en diestra mano
y sus poemas a bordo.
Mi senectud los evoca
y los recita a manojos
en las aulas, con los niños
repitiéndolos a coro,
cual si fueran papagayos
de un bosque de tomo y lomo,
pues el árbol de la Lengua,
que es un árbol muy frondoso,
resuena en ellos y brilla
la emoción entre unos chorros
de luz que doran el alma
llenándola de reposo.
Hoy que vuelvo a recordar
trozos y trozos y trozos
de aquellos lindos romances
—muchos de ellos, ¡ay!, anónimos—
se convierten en columnas
de un palacio deleitoso
en el que he morado a gusto
como un jeque o emir moro.
Y aquí se acaba la historia
de mi romance amoroso.
Ojalá sirva de ejemplo
para estos tiempos de acoso
a la ninfa Poesía…
haberme comido el coco.

918470225

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