miércoles, 5 de julio de 2017

El Rey emérito ausente

Pues no está ni se le espera,
decían por los pasillos
del Congreso, a igual manera
veteranos y pardillos
de la Institución cimera.

No está, no está, repetían,
y los ecos repartían
lo dicho por las estancias
que en tan faustas circunstancias
un veto al Rey suponían.

¿Por qué no estuvo el que fuera
eje de la transición
de la dictadura huera
a la democracia entera,
don Juan Carlos de Borbón?
  
¿Por qué no se le invitó
al que con Suárez nos dio
cuarenta años democráticos
que hasta los más antipáticos
como Iglesias Pocoyó
piensan que lo mereció?

Si “de la Ley a la Ley”,
aceptado por el Rey
de entonces al gran Torcuato,
se pasó del aparato
del Movimiento a la grey
plebeya sin desacato,
¿por qué otorgarle mal trato
siendo, como es, aún Rey?

¿Es que no arrimó los codos
en este país de godos
y sufrió los tristes modos
de un Tejero coronel?
¡Al hemiciclo con Él!

¿Es que en los tiempos pretéritos
no fueron muchos sus méritos,
más que los de Pasionaria
con su prole proletaria
y un Carrillo de deméritos?

¿Quién aquí ha perdido el juicio
justo, noble, equilibrado?
¿Quién ha sido tan osado
que no pensó en el perjuicio
al Parlamento causado?
¡A ese que le den de lado!

91 8470225

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