¡Con lo afamada que era
la palabrita “piropo”!
Pues nada, que no hay que usarla
mucho ni poco ni “tropo”.
Es violencia machista
hablarle así a la mujer,
dice Angelita Carmona.
-¡Señora, lo que hay que ver!
¿No le place a usted oir
su música celestial
en boca de hombre?- Pues, no,
replica la angelical.
Y sin cortarse los labios
de arriba, que no de abajo,
insiste en que no hay derecho
a piropear a destajo.
¿Piropos? Sanseacabó.
¡Ay pena, penita, pena!
Ya no se podrá escuchar
“hola, rubia, ole, morena”.
¿Falta de respeto, entonces?
¿Y no será lo contrario?
Adiós a la poesía
y a su clásico ideario.
Ovidio, Dante, Zorrilla,
Espronceda y cientos más,
a raerlos de la historia
de la lengua en un plis, plas.
No me lo puedo creer.
No lo cumpliré jamás.
En saco roto lo echo.
A ver qué hacen los demás.
a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25
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