lunes, 20 de enero de 2014

El paseíllo

Como en Grecia contra Sócrates,

el filósofo adalid.

Como en la pagana Roma

frente al cristiano gentil.

Como con la guillotina

dispuesta al XVI Luis.

Como en María Estuardo

inclinando la cerviz.

Como a por Juana de Arco

entre llamas carmesí.

Como en la cruz el ladrón.

Como preso el gachupín.

Como en la picota el reo.

Como en el garrote vil…

así la Infanta de España

ha de ir

 rampa abajo del Juzgado

mallorquín

a declarar ante el pueblo

si fuera o no fuese alfil

de las presuntas estafas

del señor Urdangarín.

¡Qué país, Miquelarena,

qué país!

Una cosa es la Justicia

y otra es el hazmerreir.

Que se alquilen los balcones.

Que se ruede el telefilm.

Que se tiren cien mil fotos.

Que se propaguen los tuits.

En el callejón de Palma,

donde reina el adoquín,

muchos esperan curiosos,

todos quieren ver y oír

a la borbona humillada

por si ganó un potosí.

Sea o no real, no importa;

sólo importa el folletín.

Que haga el paseíllo, venga,

aunque no sea una actriz.

Que se atenga, sin disculpas,

a lo que pueda ocurrir.

Si el pueblo lo pide, es justo.

La democracia es “ansí”.

Que dé la cara, de frente

y no solo de perfil.

Ya está corriendo a la plaza

el público zascandil.

Ya suenan los tamboriles.

Ya se escucha el cuchichí.

Den paso a la policía,

paso a la guardia civil,

paso a la Infanta Cristina

con su sonrojo carmín.


a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

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