martes, 5 de julio de 2016

Responso con pie a tierra

Juanito, tío, escúchame.
Ahora que te has ido he de decirte
todo lo que antes me callé:
Bueno como el pan bueno,
junto a ti yo gocé
de uvas, higos y peces
en mi endeble niñez.
A tu abrigo crecí
y a tu abrigo casqué
avellanas y nueces
con piedras de almirez
en los poyos graníticos
colocados al bies
de las malvarreales,
los alhelíes y el clavel.

¡Qué hermosas las mañanas
davídicas y rosicler
en las que tu Comina
-Comina, ¿a qué, por qué?-
lavaba mis calzones
viendo al agua correr
tibia como la Aurora
que acababa de renacer.

Eras pequeño pero grande
-¡qué bien lo sé!-
y te esparcías por el río
Duratón a tutiplén
tras los cangrejos y los barbos
en esa Arca de Noé
en la que te sumergías
una y otra y otra vez.

Contigo me eché al huerto,
contigo vendimié,
contigo me hice hombre,
un hombre en pie
viendo a todos iguales
como es de segoviana ley.

Juanito, tío, te recordaremos,
te llevaremos en el pecho fiel
como tú nos llevabas
a cuestas, timonel.
Que Dios te acueste
con las huríes del Edén.
Adiós, adiós,
y espéranos, ángel del bien.
Bajo tus alas bondadosas
no hay nada, nada que temer.
Descansa en paz.
Pronto te iremos al cielo a ver.

a.sotopa@hotmail.com
918470225

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