martes, 23 de junio de 2015

La casa común que es el planeta azul

El Papa Francisco sigue siendo puntero en la denuncia bancario-capitalista (pleonasmo) y en la defensa ecologista-medioambiental (otra expresión excesiva y tautológica)
Estoy con el campechano Bergoglio en su deseo de limpiar este mundo rampante: el terrestre, el oceánico y el atmosférico, el campestre y el urbanita, el agrícola, el industrial y el científico, médico, literario y artístico. Demasiada basura en todos ellos. Su filosofía –en este caso nada dogmática- resulta integral e integradora para la adecuada habitabilidad de las especies volátiles, natatorias, vegetales y animales.


La casa grande del planeta azul debe orearse; deben rebajarse los humos propios del hombre, el mayor depredador y contaminador de la naturaleza. Y no bastará la encíclica papal, aunque algo ayudará. Es necesaria la implicación de los gobiernos, sí, pero también de cada factor humano. “Omnia sunt communia”, que proclamó a lo bravo un concejal maleducado en su toma de posesión sin saber lo que decía. El latinajo se lo robó a Santo Tomás de Aquino, tergiversando su sentido, pues el fundador de la Escolástica solo se refería a los casos de “extrema necesidad”, y precisamente en otra dirección distinta a la que aquí nos ocupa: salvar la Casa Grande y Común de la humanidad. Ahí sí que todos tenemos que echar una mano.


Hay que compartir derechos, pero también deberes, y el inmediato deber de los ciudadanos políticos es proteger los bienes de todos los vecinos ante los salteadores de patios maravillosos o tabacaleras en desuso. Menos arrebatacasas y más orden en libertad.

a.sotopa@hotmail.com
918470225

No hay comentarios:

Publicar un comentario