Cataluña
está en crisis y se nos descompone.
Sus hombres
y mujeres son en todo mejores
de lo que la
beocia España les supone.
Cuenta con
Verdaguer, con Espríu y con Pla,
con Balmes,
con Carner y Salvador Dalí,
con Martín
de Riquer, Ramón Llul, Català
y un montón
de escritores de enorme pedigrí.
No os riáis,
por favor, de este pueblo bendito
que venera a
su lengua y a su Montserratina
y que espera
que un día, por su gracia divina,
se instalen
la república y lo que no está escrito.
¿Es esto que
les narro verdad o postverdad?
Démosle
tiempo al tiempo, que siempre va a lo suyo,
y acaso lo
veamos en la posteridad
separado del
tronco español mío y tuyo.
¡Y ay qué dolor
entonces! ¡Ay qué orfandad, hermanos!
¡Ay qué
desolación y ay, ay qué amputación
de empresas,
de familias, de codos y de manos
iba a sufrir
España, la auténtica nación!
¿Dónde el
seny, la risa, la camaradería?
¿Dónde el
bien, la bondad, el consenso y el canto?
¿Dónde el
paño textil y la supremacía
y el vino
Penedés y el cava y el encanto?
Repiquen las
campanas, vuelvan a repicar.
Que no se
vaya, ¡NO!, Cataluña de España,
que se deje
de líos, que no invente patrañas,
que se quede
a sus anchas y torne a trabajar.
Amamos sus
costumbres, amamos sus contrastes,
amamos sus
pintores, amamos su yantar,
amamos sus
sardanas, amamos sus emplastes,
amamos sus
gracietas… ¿Más podemos amar?
¡Oh Sagrada
Familia! ¡Oh torreado Montjuic!
¡Oh golfo de
las Rosas! ¡Oh Costa de Garraf!
¡Oh playas
de Aiguablava! ¡Oh reducto de Vic!
¡Oh las
ruinas de Ampurias! ¡Oh vista del Montblanc!
Sigamos como
estamos. Soñemos aún unidos.
Cataluña es
la uña y la espuela y la cuña
que nos va a
despertar. Oigamos sus latidos:
tic tac, tic tac, España. Te llama Cataluña.
91 8470225
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