jueves, 27 de febrero de 2020

Invadidos por el coronavirus



¿A quién coronamos hoy
que nos ha invadido el virus
y el vicecoletavirus
nos ha invadido también
presidiendo el CNI?
Pues la verdad es que no lo sé.
Quizás la encuentre después
queleais este poema
pleno de horror y de pena.
Año horríbilis con íes
multiplicadas al máximo,
que de Inteligencia tienen
más mocos que un navipavo,
es este que nos ha dado
tanto tormento y desgracia.
Cortemos al perro el rabo
y se acabará la rabia
u otra pandemia notoria
que nos llevará al osario.
Osario de uso común
por los humanos mortales
que van ale que te ale,
ale, ale y alepúm.
Llegaron a Barcelona,
a Madrid y Castellón
los virus del corazón.
¡Ay Señor, Señor, Señor…
de todos ellos líbranos!
Bien te lo vamos a agradecer
cuando nos dejen de padecer
su tortura mortal.
Danos el Bien y quítanos el Mal.
Amén. Amén.

          918470225  

miércoles, 26 de febrero de 2020

Garcilaso del siglo veintiuno



“Yo no nací sino para quereros”,
cantaba a todo trapo Garcilaso
y yo me siento en sus enredos lazo
de uniones y de amores sementeros.

Pase lo que me pase en los esteros
de la mar invasiva, no me atraso,
valiente y fuerte soy y paso a paso
seguirán mis antojos delanteros.

Atracadme podréis más no podréis
desalentarme en el postrer atajo
por el que al fin del fin me llevaréis.

Con vos me veis y recostado abajo
soy el mismo que vos mismos seréis
después de amar y trabajar, ay, a destajo.
(Febrero 2020)

          918470225    

martes, 25 de febrero de 2020

Flos Sanctorum



En el Flos Sanctorum
de la Santa Madre Iglesia
figuran los nombres
que a mí más me enseñan
porque tengo de ellos
sus Obras Completas,
que son ejemplares
de vidas perfectas.
Leo a San Jerónimo
y a santa Teresa,
leo a san Bernardo
en su cisterciensa
Cluny derramada
por la tierra entera,
leo a san Francisco
y a Catalina de Siena,
leo al Juan de la Cruz
que se fue por la Alameda
del Parral segoviano
a las orillas del Eresma,
tras el Pastor Amado
como dócil oveja,
leo al San Juan de Patmos
que inclinó su cabeza
en el pecho de Cristo
yen su estancia viajera
redactó la apocalíptica
y terrible advertencia
del fin del mundo
que de momento no llega,
leo al Ignacio
de Loyola, que abreva
a Francisco Javier,
con el que tan bien se lleva
en el París de la Sorbona,
cumbre de Las Letras,
antes de que parta a China
en su misión misionera,
y leo a Juan de Dios
ensu Granada curandera,
y a otro Juan, el de Ávila,
quecon sabia docencia
adoctrina a su pueblo
en la Verdad eterna.

Como monaguillo
de las vinajeras,
ya intuí desde niño
cuálseríala senda
a seguir en mi vida
con un libro acuestas:
el Sancta Sanctorum
de la Madre Iglesia.
Leo a bastantes más
maestros y maestras
pero me paro aquí
por no abrumarcon mis propuestas.
Tomás de Aquino
se me queda a la diestra
cristianizando la
filosofía griega,
y cien Papas y mártires
y cien monjas profesas
y cien reyes y príncipes
de medievales épocas.
El Espíritu sopla
todavía entre rejas
en esta España isidoriana,
bella, bella…,
de transparentes ríos
y eminentes cabezas.
Si os sirvió de provecho
mi alocución serena,
muchas gracias, lectores,
bendita sea.

918470225    

lunes, 24 de febrero de 2020

El autor en su columna de papel



Si no fuera por mis utensilios
-tinta,  papel y bolígrafos…-
y por mis máquinas velocípedas
-ordenador, móviles y tabletas-
¿qué escribiría yo?
Aún no hallé la solución
por más de que cada día
rebusco en el alma mía
y le suplico a la mente
que se agite febrilmente
enrespuesta a esta cuestión.

Si no fuera por mis plumas
empinadas en columnas
de periódicos fluyentes,
competentes e influyentes,
¿qué describiría yo
que mereciera el honor
de que alguien bien me leyera
hondamente o a la ligera?

Si no fuera escritorzuelo
¿iba a gozar del anzuelo
de la palabra sonora,
limpia, libre, encantadora,
que al lector siempre dejara
junto a la yema la clara
de un pensamiento sutil
que hiciera al invierno abril?

Si no fuera ese Cronista
de sociedad a la vista,
¿a qué iba a estar yo aquí
al igual que un berbiquí
mental punzando tus ojos?
Ya tendría otros antojos,
ya simplemente leería
y me reconocería
con la visión o videncia
de más diversas conciencias.      

Esta zoqueja columna
que mis escritos encumbra
es la suprema evidencia
de que toda mi existencia
consiste en os advertiros
de que nunca me retiro
porque estoy a vuestra vera
con la pluma mensajera.

Contad conmigo, lectores.
Os iré haciendo mejores
en el camino vital.
Ánimo, que soy viral.
Buenos días, mucha suerte,
lejos nos queda la Muerte.
Jamás quisiera perderos.
Estos son mis derroteros.
La mano en el corazón:
¿Y los vuestros, cuáles son?

                                                          918470225                                                       



viernes, 21 de febrero de 2020

Versos monorrimos encadenados


Hablo y escribo/ de lo que veo.
Sueño asimismo/ con lo que he hecho.
Cambio de ritmo/ pero voy derecho
a lo que siempre quise/ pisar en seco
para no hundirme/ nunca en el cieno.
Amo lo que toco/ y lo que deseo,
oigo lo que quiero/ y escucho a los muertos,
como Lope de Vega/ y como Quevedo,
así como a otros / poetas nuestros
que dieron su vida/ y dieron sus versos
por alimentarnos/ el intelecto.
Palpo lo más duro/ y lo más blando y tierno.
A lo más nutritivo/ fácilmente me someto.
Lo mío son los nombres/ los adjetivos y los verbos,
mas no por este orden,/ los verbos los primeros
porque actúan y son/ como el motor interno
de las preposiciones/ y otros varios hilamentos subalternos.
Quede lo escrito/ como común recuerdo
de que aquí y ahora/ me encuentro en lo cierto
que significan las palabras/ que os he dispuesto.
Canto tangos y coplas,/ baladas y boleros,
en todos ellos pongo/ mis sentimientos,
tristezas y alegrías/ se juntan por momentos.
Todos, todos/ juntémonos,
Hagámonos un haz/ de trigo harinero
y un girasol/ mirando al cielo.
Con vosotros me incluyo,/ con vosotros me quedo.
Nada nos faltará./ ¿De acuerdo? De acuerdo,
como las rosas/ con los pétalos,
como las zarzamoras/ con sus quiebros sangrientos,
o como las olas / del mar en sus violentos
trastazos a las rocas./ Y tiempo al tiempo,
la más pétrea lección/ del líquido elemento.
Finis terre, finis versos.

918470225

miércoles, 19 de febrero de 2020

Una lata de membrillo



No paro de recordar
una lata de membrillo
que en mi pobre y dulce hogar
brillaba con su amarillo
y suave tintinear
de plata en el colodrillo.

Mis cinco sentidos son
congregados de repente
en el bello recipiente
que causaba mi ilusión:
saborear su crujiente
carne enlatada en latón.

Hoy que vuelvo a mi niñez
¿cómo no tener en cuenta
laclara y tierna avidez
del membrillo que revienta
conla misma esplendidez
queun rayo de la tormenta?

Cato, cato, cato, cato
y no paro de catar
aquella carne en el plato
tras la tapa destapar.
¿Era caro o era barato?
No lo sabré concretar.

Una lata de membrillo
conservo yo en mi escritorio.
Hay un niño perentorio
que a escribir con ese brillo
dedica el tiempo amarillo
como anciano vejestorio.

Tinta y papel guardo en ella,
sigue siendo una centella
que enciende mi corazón
y también es una estrella
bella, bella, bella, bella,
que surte mi inspiración.

Una lata de membrillo
dePuentegenil decora
mi despacho cada hora
desde que era aquel chiquillo
que aún lo sigue siendo ahora,
ay, quizás, con menos brillo.

Tened de él compasión.
Tanto busca, tanto indaga,
que no le importa la paga
que merezca su atención
y aquí sin duda se apaga
lo que os deja como un don.


918470225

martes, 18 de febrero de 2020

Memorias y diarios íntimos



Desde las cuatro horas de la madrugada me encuentro aculado ante el atril de la lectura y la pantalla del ordenador, pluma estilográfica en mano y pipa entre los dientes. Paso la vista ya gafada de unos a otros y ahondo en la prospección de libros de memorias y diarios íntimos: Voy del Umbral de “Mortal y rosa” al Eusebio Lázaro de “Fiebre alta”; del Caballero Bonald de “Oficio de lector” al Neruda de “Confieso que he vivido” y del Ramón López Velarde de  “Crónicas literarias”al Rafael Alberti de “La arboleda perdida”. Mañana me internaré seguramente  en el Gamoneda de “Pobreza”, su segundo tomo de recuerdos escrito y presentado en Madrid a sus noventa y pico de años. 
 
Me cae el moco en gotas líquidas de las fosas nasales, pero no me importa. Pañuelos de tela al canto.VickVaporub por un tubo sobre el bigote y en cuello, pecho y espalda. Sigo y sigo entrometido por los vericuetos de los renglones como si estuviera atravesando un Jardín de Delicias, y yo fuera un alocado Bosco.

Ahora han sonado las ocho de la mañana en las campanas de la iglesia parroquial de Guadalix. Últimamente se me ha desregulado el sueño y me levanto intempestivamente, aunque me acueste a las doce de la noche, como acostumbro desde hace algún tiempo. 

Es en las memorias, las autobiografías y los diarios íntimos donde más plácido me encuentro leyendo, y trato de copiar en mi vida real y literaria sus diversas y singulares excentricidades. De esa manera intento ser un Ramón Gómez de la Serna en su café tertuliano Pombo componiendo greguerías, o un Rousseau caminando por toda la Francia para conversar con la gente, o un Franz Kafka obsesionado con el escarabajo, o un Gabriel García Márquez del cuento de “El avión de la Bella durmiente”, o un Lucio Apuleyo recorriendo la Magna Grecia y el Egipto de los faraones transformado en Asno de oro… y yo qué sé cuántos personajes más, reales o inventados.

Es la hora del café y me voy al bar de los Mayores para hojear la prensa, que esa sí que es un diario de verdad, pero exterior, muy exterior, pues abarca noticiosamente el mundo entero. Lo que pasa es que no puedo vivir sin ella: es mi “complementaria” machadiana.
Buenos días, lectores.

918470225