en toda la
extensión de este vocablo:
educada,
cortés… y ruiseñora,
sin un mal
tono y sin un solo fallo.
Yo por eso
la sigo, escribo y hablo;
me encantan
sus propuestas de hora a hora
y con
orgullo sano las detallo
con mi pluma
sutil y expandidora.
Bendita sea
mi Teresa humana;
sus “Buenos
Días” de cada mañana
me dan amor,
soltura y alegría.
Abro el
odenador y ahí está ella,
jacarandosa,
fresca, firme y bella
918470225
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