una lata de
membrillo
que en mi
pobre y dulce hogar
brillaba con
su amarillo
y suave
tintinear
de plata en
el colodrillo.
Mis cinco
sentidos son
congregados
de repente
en el bello
recipiente
que causaba mi
ilusión:
saborear su
crujiente
carne enlatada
en latón.
Hoy que
vuelvo a mi niñez
¿cómo no
tener en cuenta
laclara y
tierna avidez
del
membrillo que revienta
conla misma
esplendidez
queun rayo
de la tormenta?
Cato,
cato, cato, cato
y no paro
de catar
aquella
carne en el plato
tras la
tapa destapar.
¿Era caro
o era barato?
No lo
sabré concretar.
Una lata
de membrillo
conservo
yo en mi escritorio.
Hay un
niño perentorio
que a
escribir con ese brillo
dedica el
tiempo amarillo
como
anciano vejestorio.
Tinta y
papel guardo en ella,
sigue
siendo una centella
que
enciende mi corazón
y también
es una estrella
bella,
bella, bella, bella,
que surte
mi inspiración.
Una lata
de membrillo
dePuentegenil
decora
mi
despacho cada hora
desde que
era aquel chiquillo
que aún
lo sigue siendo ahora,
ay,
quizás, con menos brillo.
Tened de
él compasión.
Tanto
busca, tanto indaga,
que no le
importa la paga
que
merezca su atención
lo que os deja como un don.
918470225
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