¿Cuántos niños “prodigio”
he conocido?
Tantos como se han ido
en el litigio
entre padres y profes
mal avenidos
tras los atrofies
sobrevenidos
en la pubertad.
¡Ay, niños, niños!
La vida se tuerce
con o sin sentido
igual que el alerce
derecho ascendido
que pide piedad.
¡Ay, niños, niños!
Niños prodigiosos,
listos, talentosos…
seáis bienvenidos
por tan bien nacidos
y tan memoriosos.
¡Ay, niños, niños!
Que la adolescencia
no mate esa esencia
natal virtuosa
y que la inocencia
brille jubilosa.
¡Ay, niños, niños…!
A volar, mariposas.
91 8470225
a.sotopa@hotmail.com
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