pues siempre
llegan otras adheridas
al montón de
rencores y de heridas
que dejan
ciegamente sin cerrar.
Las guerras
se encabalgan sin cesar
porque son
tristemente consentidas
por aquellos
que danlas por perdidas
antes de
disponerse a las parar.
Estamos
donde el fuerte nos coloque
cuidando de
que nadie impida el choque
contra su
brava fuerza militar.
De modo que
no habrá ni Rey ni Roque
por aire,
tierra y mar.
918470225
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