lunes, 25 de marzo de 2019

Monólogo de este momento

Voy a escribir ahora mismo
lo que me viene a la mente
no sea que se me olvide
y en blanco mi mente quede.

Negro sobre blanco quiero
fijar el tiempo corriente
no vaya a ser que se vaya
como ya se fue la nieve.

Son los pensamientos flores
que destellan y fenecen:
igual que los días nacen
e igual que las noches mueren.

Ni duran las primaveras
ni los inviernos florecen
ni los veranos son de oro
por más que nos lo parecen.

Aquí estoy peinando canas
níveas, cenizosas, leves,
pero no sé aún hasta cuándo
las mantendré si se puede.

Aquí estoy peinando canas
y aquel niño no aparece,
aquel que se entusiasmaba
coloreando papeles.

Vuelve, padrecito mío,
madrecita mía vuelve:
me encontraréis con un libro
bajo los ojos leyentes.

Todo ha cambiado mas nada
deja de estar bien presente;
la memoria lo almacena
como a una hogaza crujiente.
¡Cuánto tiempo que ha pasado y aún sigo
gastándolo en pequeñas pequeñas pequeñeces!
Dadme la mano como entonces,
seguro que mis nervios lo agradecen.

A estas alturas de la vida pienso
que no he subido inútilmente,
que todo está bien hecho,
que nada, de verdad, desaparece.

Abrí puertas y ventanas
y entro él aire que las mece;
por eso permanezco
colmado hasta las heces.

¿Qué hago conmigo ahora
que ya pasó mi juventud incandescente?
Un fuego retardado
para dejar constancia permanente

de lo que fui, de lo que soy
y seré hasta la muerte.
¿Entendido, mortales?
El alma no fenece.
   
Lo escrito, escrito queda,
se me pasó por la cabeza clarividentemente
como la luz por un cristal,
sí, sí, gocé de suerte.

Sigo contento de estar vivo
donde se ausenta tanta gente.
Lo expongo como un cuento recontado
y todavía un sueño me parece.


a.sotopa@hotmail.com
918470225

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