Es la hora
de estar con los tuyos.
Es la hora
del lobo que aúlla.
Es la hora
del pez de Neptuno.
Es la hora
del niño que duerme.
Es la hora
del sol que despierta.
Es la hora
de abrir los armarios
Es la hora
de cerrar las puertas.
Es la hora,
decía su padre
a Azorín, el
pequeño escribiente.
Es la hora
de ver lo que pasa.
Es la hora
de andar alta la frente.
Es la hora,
decía mi madre
a sus hijos
a punto de escuela.
Es la hora
del premio o castigo.
Es la hora
del que ríe o reza.
Siempre,
siempre es la hora de alguien.
Siempre,
siempre es la hora de algo:
Es la hora
del búho, el teléfono,
o la sombra,
la luz, el teatro…
Es la hora
lunada del cielo.
Es la hora
azulada del mar.
Es la hora
en que rueda la tierra
redonda y
marcial sin parar.
Es la hora
de decir adiós.
Es la hora
de amar y callar.
Es la hora
del pobre poeta.
¡Es la hora
del gran Valle – Inclán!
918470225
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