miércoles, 30 de octubre de 2019

Crónica romanceada y romántica de un viaje glorioso, gourmet y paisajístico a las costas de Vizcaya

El 25 de octubre
que el sol reía en España,
los picarones Gloriosos
que no se privan de nada
que haga la vida más bella
y culta cada jornada…
desde Madrid se esparcieron
por las costas de Vicaya
donde los Hermanos Thate,
de pura sangre alemana
gozan de la herencia próspera
que su abuelo les dejara
y son patrocinadores
de muy solidarias causas
como es esta del Mester
Viajero de la Flor Paula.


Así que a Bilbao llegamos
en la fecha señalada
y en el Hotel Barceló,
hotel de gran elegancia,
tomamos habitación
casi a la desesperada,
ya que estábamos cansados
e internet no funcionaba.
Quien más quien menos salió
esa noche por las tascas
del casco que fuera
diana de la furia etarra
y ahora es una delicia
de dura piedra labrada.
Yo me refugio en Iruña
con mi compañera Ana.
Iruña, un café escribano
de muy nazerita traza
con arabescos simétricos
en columnas y ventanas,
que Luis Molano el gourmet
con pasión recomendara.
Pero en vez de un Iris Coffee
pido una ginebra helada
con dos hielos y un limón
(del limón solo una raja).
Me la escancia un marroquí
nacido en el Sur del Atlas
que es guapo como un sultán
y Jousef, Jousef se llama…
Y a dormir al Barceló,
la cabeza en la almohada
más suave, blanca y radiante
que en mi existencia probara,
con sueños chipirifláuticos
hasta las tantas del alba.
SÁBADO 25
Al día siguiente en pleno,
sábado por la mañana,
con la ilusión por delante
la excursión se pone en marcha.
Es Iván quien nos conduce
entre botellitas de agua
con buen pulso por las curvas
hermosamente sesgadas.
La primera maravilla
que encontramos de pasada
es Guernica, la ciudad
que fuera bombardeada
por la Legión Cóndor de
la aviación hitleriana,
y ahora es villa primorosa
de preciosísima traza
con jardines, arboledas,
rectas calles y anchas plazas…
Y de Guernica, por sendas
verdes, rasas y enredadas,
el autobusero embiste
a la cercana Mundaka,
otro prodigio de Villa,
bellamente encaramada.
Caseríos, prados, bosques,
valles, ríos y montañas,
olor a pescado asado
y playas, playas y playas
de una arena blanca y fina
que inunda la pituitaria.
Todos se exponen al sol,
que enmorenece sus caras.
Todos toman fotos, selfies…
Todos hablan, hablan, hablan.
Aquí no hay rubor ninguno.
Aquí no existen murallas.
Una Torre de Babel
levantan hombres y damas.
De Mundaka hasta Bermeo,
otra corta caminata
que hace el autobús de Iván
rodando en segunda marcha
y donde los miradores
surgen a salto de mata
para descansar un rato
reposando la mirada.
En Bermeo, puerto rico
de antigua y pecera usanza,
comida de marmitako
con anxoas y patatas,
tinto Rioja alavés
y chacolí en abundancia.
Allí Carlos Mediavilla
se bebiera una garrafa
de cristal esmerilado
en crisoles de La Granja.
¡Oh Segovia en mi memoria,
qué bien suenas con prestancia
en las cuerdas musicales
de mi nativa garganta,
garganta de tiple ayer
y hoy de tenor sin templanza
como el Plácido Domingo
al que el Me Too destrozara!
En Bermeo con Enrique
Thate de estirpe alemana
fue gozoso extravertirse.
Se acabó lo que se daba
en el Txoco societario
que de antiguo se fundara.
A las ocho de la noche
sabatina ya alcanzada,
nos vamos hasta el Nervión,
bajamos a una gabarra
con el buen sol descendido
en perfecta desbandada
y emprendemos un crucero
por las negruras del agua.
A izquierda y derecha posan
Iberdrola, torre alta,
Neguri, Eifell y Deusto
ciudad universitaria—
el Gugenheim de titanio,
el Puente de Calatrava
y Algorta y ya no sé cuántos
patrimonios en su salsa.
Enrique nos ha dispuesto
sobre las balseras tablas,
quesos, vinos y cervezas
con las casettes grabadas
de Camilo, de Serrat,
de Sabina allá en La Habana
cuando eran las diez, las once
y las que os den la gana
con España en el recuerdo,
con España en la nostalgia.
Nos pusimos a cantar
y estas fueron, verbigracia,
las canciones que vibraron
al rasgueo de guitarras:
Maitechu, Desde Santurce,
folclore “al pasar la barca”…
Pepe y Molano entonándolas
y la peluquera Charo,
qué maja, qué maja-maja,
cual Carola o Carolina
bailándoselas, bailándolas…
Así hasta Portugalete…
y de vuelta ya a la cama.
Otra vez sueños corridos,
otra vez sábanas blancas.
DOMINGO 27
El Mercado de las Flores,
el gran Teatro de Arriaga,
la catedral neogótica
pequeña pero cuajada
de ojivales arcos tensos
en piedras superalzadas…
y además las siete calles
y además la ría larga
y además la guía culta
que nos anima a escucharla.
Así se pasa la vida,
así se fue la mañana.
En “Ein Prosit” degustamos
bacalao en salsa vasca
y nos quedamos redondos
para toda una semana.
Al final… hacia Madrid
y gozosa vuelta a casa
con un champán en el cuerpo
y un sueño vivo en el alma.
Muchas gracias, bilbaínos,
hasta pronto, muchas gracias.
Volveremos a soñar
con vosotros. La distancia
nunca será impedimento
mientras vida alegre haya.
Adiós con el corazón,
adiós Molano, adiós Paula,
adiós gloriosos amigos…
¡Palmas, palmas, palmas, palmas!.
Este poeta, que es vuestro,
de su sillita se baja
y espera recibir besos
de guernikas y mundakas.
Que viva el soberbio pueblo,
que viva la Patria vasca.


918470225

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