que
el sol reía en España,
los
picarones Gloriosos
que
no se privan de nada
que
haga la vida más bella
y
culta cada jornada…
desde
Madrid se esparcieron
por
las costas de Vicaya
donde
los Hermanos Thate,
de
pura sangre alemana
gozan
de la herencia próspera
que
su abuelo les dejara
y
son patrocinadores
de
muy solidarias causas
como
es esta del Mester
Viajero
de la Flor Paula.
Así
que a Bilbao llegamos
en
la fecha señalada
y
en el Hotel Barceló,
hotel
de gran elegancia,
tomamos
habitación
casi
a la desesperada,
ya
que estábamos cansados
e
internet no funcionaba.
Quien
más quien menos salió
esa
noche por las tascas
del
casco que fuera
diana
de la furia etarra
y
ahora es una delicia
de
dura piedra labrada.
Yo
me refugio en Iruña
con
mi compañera Ana.
Iruña,
un café escribano
de
muy nazerita traza
con
arabescos simétricos
en
columnas y ventanas,
que
Luis Molano el gourmet
con
pasión recomendara.
Pero
en vez de un Iris Coffee
pido
una ginebra helada
con
dos hielos y un limón
(del
limón solo una raja).
Me
la escancia un marroquí
nacido
en el Sur del Atlas
que
es guapo como un sultán
y
Jousef, Jousef se llama…
Y
a dormir al Barceló,
la
cabeza en la almohada
más
suave, blanca y radiante
que
en mi existencia probara,
con
sueños chipirifláuticos
hasta
las tantas del alba.
SÁBADO
25
Al
día siguiente en pleno,
sábado
por la mañana,
con
la ilusión por delante
la
excursión se pone en marcha.
Es
Iván quien nos conduce
entre
botellitas de agua
con
buen pulso por las curvas
hermosamente
sesgadas.
La
primera maravilla
que
encontramos de pasada
es
Guernica, la ciudad
que
fuera bombardeada
por
la Legión Cóndor de
la
aviación hitleriana,
y
ahora es villa primorosa
de
preciosísima traza
con
jardines, arboledas,
rectas
calles y anchas plazas…
Y
de Guernica, por sendas
verdes,
rasas y enredadas,
el
autobusero embiste
a
la cercana Mundaka,
otro
prodigio de Villa,
bellamente
encaramada.
Caseríos,
prados, bosques,
valles,
ríos y montañas,
olor
a pescado asado
y
playas, playas y playas
de
una arena blanca y fina
que
inunda la pituitaria.
Todos
se exponen al sol,
que
enmorenece sus caras.
Todos
toman fotos, selfies…
Todos
hablan, hablan, hablan.
Aquí
no hay rubor ninguno.
Aquí
no existen murallas.
Una
Torre de Babel
levantan
hombres y damas.
De
Mundaka hasta Bermeo,
otra
corta caminata
que
hace el autobús de Iván
rodando
en segunda marcha
y
donde los miradores
surgen
a salto de mata
para
descansar un rato
reposando
la mirada.
En
Bermeo, puerto rico
de
antigua y pecera usanza,
comida
de marmitako
con
anxoas y patatas,
tinto
Rioja alavés
y
chacolí en abundancia.
Allí
Carlos Mediavilla
se
bebiera una garrafa
de
cristal esmerilado
en
crisoles de La Granja.
¡Oh
Segovia en mi memoria,
qué
bien suenas con prestancia
en
las cuerdas musicales
de
mi nativa garganta,
garganta
de tiple ayer
y
hoy de tenor sin templanza
como
el Plácido Domingo
al
que el Me Too destrozara!
En
Bermeo con Enrique
Thate
de estirpe alemana
fue
gozoso extravertirse.
Se
acabó lo que se daba
que
de antiguo se fundara.
A
las ocho de la noche
sabatina
ya alcanzada,
nos
vamos hasta el Nervión,
bajamos
a una gabarra
con
el buen sol descendido
en
perfecta desbandada
y
emprendemos un crucero
por
las negruras del agua.
A
izquierda y derecha posan
Iberdrola,
torre alta,
Neguri,
Eifell y Deusto
—ciudad
universitaria—
el
Gugenheim de titanio,
el
Puente de Calatrava
y
Algorta y ya no sé cuántos
patrimonios
en su salsa.
Enrique
nos ha dispuesto
sobre
las balseras tablas,
quesos,
vinos y cervezas
con
las casettes grabadas
de
Camilo, de Serrat,
de
Sabina allá en La Habana
cuando
eran las diez, las once
y
las que os den la gana
con
España en el recuerdo,
con
España en la nostalgia.
Nos
pusimos a cantar
y
estas fueron, verbigracia,
las
canciones que vibraron
al
rasgueo de guitarras:
Maitechu,
Desde Santurce,
folclore
“al pasar la barca”…
Pepe
y Molano entonándolas
y
la peluquera Charo,
qué
maja, qué maja-maja,
cual
Carola o Carolina
bailándoselas,
bailándolas…
Así
hasta Portugalete…
y
de vuelta ya a la cama.
Otra
vez sueños corridos,
otra
vez sábanas blancas.
DOMINGO
27
El
Mercado de las Flores,
el
gran Teatro de Arriaga,
la
catedral neogótica
pequeña
pero cuajada
de
ojivales arcos tensos
en
piedras superalzadas…
y
además las siete calles
y
además la ría larga
y
además la guía culta
que
nos anima a escucharla.
Así
se pasa la vida,
así
se fue la mañana.
En
“Ein Prosit” degustamos
bacalao
en salsa vasca
y
nos quedamos redondos
para
toda una semana.
Al
final… hacia Madrid
y
gozosa vuelta a casa
con
un champán en el cuerpo
y
un sueño vivo en el alma.
Muchas
gracias, bilbaínos,
hasta
pronto, muchas gracias.
Volveremos
a soñar
con
vosotros. La distancia
nunca
será impedimento
mientras
vida alegre haya.
Adiós
con el corazón,
adiós
Molano, adiós Paula,
adiós
gloriosos amigos…
¡Palmas,
palmas, palmas, palmas!.
Este
poeta, que es vuestro,
de
su sillita se baja
y
espera recibir besos
de
guernikas y mundakas.
Que
viva el soberbio pueblo,
que
viva la Patria vasca.
918470225
No hay comentarios:
Publicar un comentario