sin duda es
el viento
que de aquí
para allá
cámbiase de
asiento,
siempre
enfurruñado,
siempre
descontento,
nunca
recogido,
nunca
somnoliento.
Barre hojas
caídas,
troncha
árboles yertos,
bate mares
hondos,
destruye
conciertos,
solivianta
hierbas,
descubre a
los muertos,
empalma las
palmas
y tuerce los
huertos.
Porta nubes
bajas
a darse un
meneo,
cubre las
montañas
con su
pendoleo,
vuela que te
vuela
se va de
paseo,
no he visto
a otro tío
más brusco y
más feo.
Tantos
nombres usa,
que solo te
cuento
algunos
notables
por su
movimiento:
Eolo,
Mistral,
Levante
violento,
Céfiro
apausado,
Simún
polvoriento…
Ni dos mil palabras
calcaran su
acento
en este país
y en este
momento..
Es
batallador,
no es
lírico, es épico
y
beligerante
o de perfil
bélico,
diabólico,
astuto,
terral y
maléfico…,
todo lo
contrario
de un ser
arcangélico.
Revuelto y
airado,
no aparenta
miedo,
pero cuando
alguien
se le
enfrenta quedo,
se acoquina
y cede
y ya su
denuedo
no es el que
antes era
“Yotodolopuedo”.
Niño
caprichoso,
nos tiende
sus alas
pero alas de
acero;
que no me
convence,
que no, no
le quiero
ni como
ayudante
del buen
barrendero.
(Este
poemazo
cambió igual
que el viento:
fue de
estrofa a estrofa
y bien que
lo siento,
pero está
trenzado
con su mismo
aliento.
Adiós…, que
termino.
Adiós, que
me siento
colmado de
gracia,
humor y
contento).
918470225
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