Samaniego
sabía
algo más que
hacer fábulas
al estilo de
Esopo,
el de la
Grecia Magna,
que luego La
Fontaine
también
copiara
en el Siglo
de Oro
de la lúcida
Francia
del Rey Sol
Luis XIV,
testa
privilegiada.
Además se entretuvo
el Samaniego
al habla
(que de
versificar
no se paraba
en dar
placer de broma
y cuerda
larga
a sus
contemporáneos
de
destemplanzas),
se
entretuvo, repito
con
redundancia,
en crear “poesías
verdes” de
holganza,
que la
imaginación alteran,
distienden y
disparan
a los que
ahora leemos
sus
imponentes gracias.
En “El
jardín de Venus”
plasmó sus
enseñanzas
sobre amores
lascivos
de toda laya
entre monjes
y monjas
de sayo y
saya,
ridiculizados
más allá de
la raya
que la
prudencia pródiga
con sensatez
demanda.
Ved los
ejemplos
que nos
equiparan
con los más
salidos
en largas
tiradas
de su propio
cráneo
a la
desbandada:
“La tortuga,
el piñón, la melindrosa,
la culta
latiniparla,
el cura y el
muchacho,
la paga
adelantada,
el cuervo,
el resfriado, el onanismo,
al mestre,
cuchillada,
un zagalón
del campo…”
y otras
coplillas varias
llenas de
dulcedumbre
y sal
salada.
Leedlos en
la web
del toma y
daca
del Cervantes
virtual
con Don
Quijote y Sancho Panza…
y allí
hallaréis cumplidos
vuestros
deseos y esperanzas.
Yo me los
leo
como arte de
guasa,
pues se ríe
del mundo
y la vida
retrata.
Somos
humanos.
¿Gracia o
desgracia?
Allá cada
cual
con estas
fábulas
eróticas y
obscenas
en
abundancia
que el amor
pervertido
cuentan y
cantan,
ya
practicado
por tantos y
por tantas.
El que más y
el que menos
siempre la
clava
y es que a
la ocasión
la pintan
calva
una y otra
vez,
séase a
mansalva.
Me callo por
no herir
vuestra
semblanza.
Basta de
perversiones,
basta de
labia.
Ateneros al
verso…
y hasta
mañana,
que volveré
a encenderos
con mis
palabras
y las del
Samaniego
poeta de
Álava.
¡“Jardín de
Venus”,
quién lo
pillara
para darse
un baño
de poética
magia!
¿Será
posible
cuando se
acaba
el dos mil
dieciocho
y el
diecinueve se nos lanza?
A por él,
ciudadanos,
que nos la
empalma
como a los
personajes
a los que
encama.
¡Ay
diecinueve,
raca que
raca, rasca que rasca,
estaremos
pendientes
de a ver qué
pasa
con las
mozas de antaño
en la
añoranza.
De momento
tenemos
enhiesta la
palma
y enhiesto
el atributo
masculino
entre las nalgas.
Pues que lo
mismo habite
la almeja
bajo faldas
y seamos
dichosos
por otra
temporada:
la que Dios
nos disponga
con vida
sana.
Amén, que me
la empino
y Santas
Pascuas.
918470225
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