que coronan
la Villa de Carmona,
me es grato,
compañeros de fatigas,
deleitaros
con versos boca a boca.
Va por todos
vosotros, los cronistas
que día a
día y hora a hora
os sumergís
entre papeles
para
escribir la verdadera Historia
de esta
España doliente y preterida
que con
rencor maltratan y deshonran
aquellos
hijos malnacidos
que resaltan
sus sombras.
Y es que Carmona
es el ejemplo
de esto que digo,
y se equivocan.
Los
Cronistas de Indias,
como Alonso
de Góngora,
que nació en
esta tierra
de raíces
tan hondas
como Roma,
Fenicia
y la Cartago
Nova…
redactó la
Conquista de los Chiles
que aún nos
asombra.
Vayan por él
Y por Paco
de Gómara,
Fernández el
de Oviedo,
el Fray José
de Acosta,
el Cabeza de
Vaca
de primorosa
prosa,
el Inca
Garcilaso
aún en boga,
el Herrera y
Guevara,
plumas
cautivadoras,
el Durán y
el Sahagún
de sus mil y
una cosas
sobre
costumbres
de la
indígena pobla…
Vayan por
todos ellos,
que buscaron
y cantaron la concordia,
los puntos
de mi pluma,
los labios
de mi boca.
Que Fray
Bartolomé
de las Casas
otrora
les
corrigiese o completase…,
su memoria
no empolva,
ni la de… Bernal
Díaz del Castillo
y sus
inmortales mexicanas crónicas…
Volvamos ya
al Congreso
de la RAECO
aquí en Carmona.
A las siete
de la tarde
de este
octubre que nos dora…,
ciento y
pico de Cronistas
toman nota,
se afanan en
describir
la España
rota
y saben más
que nadie
de sus
derrotas y sus glorias.
Primero es
don Manuel
quien dice
que “Carmona
es crisol de
Culturas”
y en ella se
ahonda;
después un
homenaje
se tributa
—son normas
de la Casa—
a los socios
más
veteranos de la Obra.
Culmina el
viernes imponiendo
medallas a
los nuevos de esta hora
y cenando en
conjunto
y hablando a
la redonda
con
langostinos y tortillas,
vinos y
cocacolas
repartidos
por mesas
de cerveza
espumosa…
A dormir,
que mañana
hay trabajo
de sobra
con
comunicaciones
dispuestas a
la crítica enjundiosa.
27 de octubre (sábado)
Hotel Alcázar
de la Reina.
Tras dos
convocatorias,
Asamblea
General,
que es lo
que más importa:
cómo nos van
las cuentas, cómo
los cargos
se nombran,
cómo hombres
y mujeres
se
descolocan.
Unos a
seguir ponencias,
a verse la ciudad otras.
Allá van las
damas gráciles
como dóciles
cotorras
y aquí
quedan los varones
hasta
rellenar la andorga.
Almuerzo en
Hotel Alcázar.
Todos juntos
los señores y señoras.
Visita al
Museo urbano
por la tarde
ruiseñora;
más
ponencias, más paseos,
más
descansos, más modorras…
Cena, concierto,
veladas,
luz de
estrellas fulgidoras.
A dormir,
que está la cama
rica, lisa y
esponjosa.
(28 de octubre. Domingo)
Y el Domingo
a Sevilla,
la del arte,
el toreo y la copla,
la que pintó
Murillo,
la que
cantara Machado desde Soria,
la Gitanilla
de Cervantes,
la de la
Torre del Oro poderosa
que atraía
la plata de las Indias
a sus
iglesias tan barrocas…
Clausura,
almuerzo libre
y a casa y a
otras cosas.
Yo me
acuerdo
de Fernando
Villalón y de sus coplas:
“Diligencia
de Carmona
la que por
la vega pasa
—pasa ahora—
caminito de
Sevilla
con siete
mulas castañas” y aceitunas en la alforja…
Echad
champán, congresistas,
que se acabó
mi rapsodia.
91 8470225
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